29.9.11

Diagnóstico incompleto, recetas equivocadas.



En el año 2007 entramos en una verdadera recesión, causada por el final del modelo económico que basaba todo su crecimiento en la especulación y en el crédito.

La facilidad que encontraron los bancos para poner precio a las cosas, dentro de una burbuja inmobiliaria generada por la Ley de Suelo aprobada en 1998 por el Gobierno Aznar. Los bancos pasaros a ser juez y parte, por un lado financiaban las operaciones especulativas de los promotores inmobiliarios, por otro lado facilitaban el crédito a los compradores tasando ellos mismos los inmuebles. A más preció, más crédito y por tanto más beneficio.

Viendo lo fácil que era esto, los bancos empezaron a invertir miles de millones en suelo a trabes de la compra de las grandes inmobiliarias, todas ellas pasaron a ser propiedad o estar participadas por los bancos, con operaciones puramente especulativas, porque para tasar estas empresas, se valoraba un precio futuro de su suelo de reserva como si la demanda no fuese a cesar nunca, más bien todo lo contrario.

En 2007 con la caída de los créditos basura  de EEUU la desconfianza de los mercados hace que se cierren los créditos, nadie sabe quien tiene estos productos y hasta qué punto están contaminados, por tanto, ante la duda, nadie deja dinero a nadie y los bancos dejan de poder prestar dinero para comprar a precios desorbitados sus propias promociones inmobiliarias.

Recordemos que las mismas agencias de valoración que ahora juzgan y cuestionan la solvencia de los países, fueron las que valoraban los paquetes de hipotecas basura como un producto financiero de la máxima confianza. Estos mismos delincuentes, son los que ahora especulan con la deuda pública de nuestros países.

La recesión generada por esta situación de paró de la actividad económica, de crecimiento del desempleo y de desconfianza generalizada que reduce el consumos, no está siendo tratada. Los líderes políticos solo están tratando un síntoma, a todas luces natural de la enfermedad, que es el crecimiento del déficit fiscal y por tanto de la deuda pública, pero nadie está tratando la verdadera enfermedad.

Podemos seguir inyectando todo el tiempo que queramos, que si no solucionamos el descenso de la actividad económica, nunca solucionaremos nada. Es más, estamos consumiendo unos recursos, que serian necesarios para reactivar la economía, generar empleo, aumentar la demanda de productos y servicios y evidentemente reducir el déficit fiscal, que al final serviría para pagar la deuda.

Estamos haciendo el contrario, sacamos dinero del sistema, para entregárselo directamente a los especuladores, lo cual nos llevará al colapso económico y social. ¿Alguien está interesado en aplicar una cura y no seguir enmascarando los síntomas?