30.8.12

Campaña mediática de mentiras para beneficiar a los más ricos




“Los salarios en España han subido en la crisis más que en Alemania”, protestaba en portada, el pasado 11 de agosto, el periódico de cabecera de Rajoy. Dentro, el título era aún más contundente: “España supera a Alemania en costes laborales”.

Alarmado ante semejante demostración de que los trabajadores españoles vivimos por encima de nuestras posibilidades, me estudié las tablas que acompañaban tan escandalosa información. Coste laboral por hora en España: 20,6 euros; en Alemania: 30,1 euros.

Vaya, me dije, no parecemos superar a los austeros germanos. ¿Será que se han disparado los sueldos hispanos en estos últimos años? Pero hice dos sencillas restas de otra tabla en la misma página y descubrí que, mientras en Alemania el coste laboral por hora aumentó de 2008 a 2011 en sólo 1,7 euros; en el mismo periodo en España subió… ¡1,7 euros!

Volví a leer, incrédulo, ambos titulares y tras mucho devanarme los sesos llegué a la conclusión de que supuestamente pretendían resaltar que el porcentaje de crecimiento relativo de esos costes en España ha sido tres puntos mayor que en Alemania; portentosa remontada tras la cual nuestros asalariados les cuestan a las empresas un 46% menos que los trabajadores alemanes y un 66% menos que los franceses, sin ir más lejos.

A continuación, recordé que sólo dos días antes el Banco Central Europeo había instado a los países con altas tasas de paro, como España, a rebajar los costes laborales aplicando medidas “urgentes” del estilo de “reducir el salario mínimo”, “relajar las leyes de protección laboral” y “abolir la interrelación entre salarios e inflación”. Aunque esta última receta sobraba, ya que el aumento salarial medio pactado en los convenios colectivos este año ronda el 1,7% mientras que la inflación prevista tras el decretazo de subida del IVA ascenderá al 2,5%.

Era fácil deducir que la intención editorial de ese diario (que se autocalifica “crítico”) era ayudar a justificar (incluso tergiversando descaradamente en titulares el contenido de su propia información) la doctrina del BCE, cuyo presidente, Mario Draghi, cobraba 757.714 euros anuales durante la crisis (al frente del Banco de Italia) y en su cargo actual se ha quedado con un mísero sueldo de 367.863 euros al año, dietas aparte. Todavía acabará alardeando de que ha dado ejemplo a los obreros españoles que, por el momento, cobran el exagerado salario mínimo de 641 euros; igual que en 2011, ya que fue congelado.

En cualquier caso, no cabe duda de que Draghi ganaba muchísimo más cuando era (2002-2006) vicepresidente para Europa de Goldman Sachs, gigante mundial de la especulación financiera que en esas fechas ayudó a Grecia a falsear los datos de su déficit público, dando origen a la crisis actual de la Eurozona. Antes, como Director General del Tesoro de Italia, concibió la llamada Ley Draghi, que dio carta blanca a la privatización masiva de las grandes empresas públicas del país como la petrolera Eni, cuyo patrimonio inmobiliario fue adquirido en su totalidad por Goldman Sachs poco antes de que fichase al entonces presidente del Comité de Privatizaciones.

Pero Draghi no es más que un lacayo mal pagado de los verdaderos amos del mundo a los que benefician tanto las imposiciones del BCE (o del Banco Mundial, que también dirigió Draghi del 85 al 90) que la crisis sólo sirve para enriquecerlos aún más.

Justo dos días antes –otra vez 48 horas– de que el Banco Central Europeo apremiase a España a rebajar los salarios, la plataforma de comunicación Bloomberg difundía el ranking de las mayores fortunas del planeta y, para alborozo de la prensa española de derechas, concedió a Amancio Ortega (Inditex) el título de tercer hombre más rico del mundo, con un patrimonio de 46.600 millones de dólares. El ruido mediático de las celebraciones de esa medalla de bronce, superando esta vez a un estadounidense (Warren Buffett), ahogó por completo la repercusión del verdadero hecho noticioso oculto entre las multimillonarias cifras de la lista de potentados:

Ningún medio destacó que, en el año negro de la más dura recesión, mientras gobiernos e instituciones cercenaban sin compasión plantillas, salarios, subsidios, prestaciones e inversiones, en una espiral de recortes amparada en el mantra “no hay dinero”, los veinte magnates más acaudalados del mundo incrementaron sus fortunas personales en un promedio del 14% (Ortega alcanzó el 32,2%) hasta sumar 680.000 millones de dólares (más de la mitad del PIB de España). Lo que no nos aclaran los economistas del dogma de la austeridad a ultranza es por qué, cuando los estados no pueden pagar pensiones ni medicamentos ni maestros, es necesario que esas veinte personas aumenten sus riquezas en otros 83.340 millones de dólares en un solo año. ¿No tenían bastante, antes, para el buen funcionamiento del sistema económico capitalista?

A la vista de estos datos, es comprensible que nos sublevemos cuando oímos cómo la nueva RTVE objetiva del PP califica de “ampliación” del subsidio a los parados de larga duración la reforma del Plan Prepara, que va a retirar la ayuda de 400 euros/mes a los jóvenes desempleados que se ven forzados a vivir con sus padres, si en su hogar logran reunir 481 euros por cabeza… cantidad a todas luces más que suficiente para no necesitar ayuda ninguna del Estado.

¿Quién vive por encima de las posibilidades de quién?

Publicado en Público.es por Carlos Enrique Bayo, 29 de Agosto de 2012.

27.8.12

Vicenç Navarro. El euro no tiene problemas; las clases populares sí.




Una de las frases frecuentemente repetida en los círculos económicos en Estados Unidos (y en menor medida en Europa) es “el euro va a desaparecer”. Las personas que repiten esa frase una y otra vez parecen ignorar cómo se fundó el euro, por quién y para beneficio de quién. Si supieran la historia del euro, se habrían dado cuenta de que a las fuerzas principales que hay detrás del euro les ha ido muy bien y así les sigue yendo. Mientras ellos sigan beneficiándose de la existencia del euro, el euro va a seguir existiendo.
Empecemos con la historia del Euro y la razón principal de su creación. Después de la caída del Muro de Berlín, parecía que la Alemania Oriental y la Occidental podrían reunificarse y, como era el deseo del establishment de Alemania Occidental, volver a ser, de nuevo, una Alemania unida. Esta posibilidad no era del agrado de la Europa democrática. En dos ocasiones en el siglo XX, la mayoría de los países europeos tuvieron que ir a la guerra para detener las ansias expansionistas de la Alemania Unida. Los gobiernos europeos no estaban contentos de ver a la Alemania del post-nazismo reunificada. El presidente de Francia, François Mitterrand llegó a decir irónicamente que: “Amo a Alemania tanto que prefiero ver dos Alemanias en lugar de una.”
La única alternativa para los gobiernos de la Europa democrática era asegurarse que la Alemania unida no se convirtiera en un país aislado en frente de todos los demás. Alemania tenía que integrarse a Europa. Tenía que ser europeizada. Mitterrand pensaba que una manera de hacerlo era reemplazar la moneda alemana, el marco, por una nueva moneda europea, el euro. Así es cómo se planeó integrar la Alemania unificada del post-nazismo a la Europa democrática.
El establishment alemán puso dos condiciones para aceptar la sustitución del marco alemán por el euro. Una condición fue establecer una autoridad financiera, el Banco Central Europeo, el BCE, que gestionara el euro con el único objetivo de mantener la inflación baja. El BCE debía estar bajo la fuerte influencia (es decir bajo el control) del Banco Central de Alemania, el Bundesbank. La otra condición era establecer el Pacto de Estabilidad, que impone la disciplina financiera a los Estados miembros de la Eurozona. Sus déficits públicos tendrían que mantenerse por debajo del 3% de su PIB, incluso en momentos de recesión.
Para entender por qué los otros países aceptaron estas condiciones, uno tiene que entender que el neoliberalismo (que se inició con el presidente Ronald Reagan en los Estados Unidos y con la primer ministro Margaret Thatcher en el Reino Unido) era la ideología dominante en esos países. Un objetivo importante dentro de ese dogma neoliberal era reducir el papel del Estado tanto como fuera posible, fomentar la financiación privada y restar importancia a la demanda doméstica como la manera de estimular la economía. En este punto de vista, el principal motor de la economía debía ser el crecimiento de las exportaciones. Éstas son las raíces del problema, no del euro, que está en buen estado de salud, sino del empeoramiento del bienestar de la población en esos países.
El Banco Central Europeo no es un Banco Central
¿Qué hace un Banco Central? Entre otras cosas imprimir dinero y, con ese dinero, comprar bonos públicos del Estado, asegurándose que las tasas de interés de esos bonos son razonables y no llegan a ser excesivas. Un Banco Central protege a los Estados contra la especulación de los mercados financieros. El BCE, sin embargo, no lo hace. Las tasas de interés sobre la deuda pública de los Estados, en algunos países, se ha disparado debido a que el BCE no ha comprado deuda pública desde hace bastante tiempo. España e Italia son plenamente conscientes de ello.
Lo que hace el BCE, sin embargo, es prestar un montón de dinero a los bancos privados a una tasa de interés muy baja (inferior al 1%) y con este dinero compran bonos públicos emitidos a un interés muy alto (6% a 7% en Italia y España). ¡Se trata de una oferta fantástica para estos bancos! Desde el pasado mes de diciembre, el BCE ha prestado más de 1 billón de euros a los bancos privados, la mitad (500.000 millones de euros) a los bancos españoles e italianos. Esta transferencia de fondos públicos (el BCE es una institución pública) para el sector financiero privado se justifica argumentando que esta ayuda era necesaria para salvar a los bancos y, por tanto, asegurar el crédito que se ofrece a la pequeña y mediana empresa y a las familias. Este crédito, sin embargo, no ha aparecido y tanto los individuos como las medianas y pequeñas empresas siguen teniendo dificultades para obtenerlo.
En ocasiones, el BCE compra bonos públicos en los mercados secundarios de los Estados que están en problemas, pero los compra de manera casi clandestina, en dosis muy pequeñas y por períodos muy cortos de tiempo. Los mercados financieros son conscientes de esta situación. Esta es la razón por la que los intereses de los bonos públicos bajan, cuando el BCE los compra, pero luego vuelven a subir, siendo así muy difícil para los Estados poder mantener bajos los intereses de su deuda pública. El BCE debería anunciar abiertamente que no permitirá que el interés de los bonos públicos sobrepase un cierto nivel, lo que haría imposible para los mercados financieros poder especular con ellos. Pero el BCE no lo hace, dejando a los Estados sin protección frente a los mercados financieros.
En esta situación, el argumento de que España e Italia deben reducir su déficit público para recuperar la confianza de los mercados financieros no es creíble. España ha estado reduciendo su déficit público, mientras que los intereses de su deuda pública ha ido en aumento, lo que demuestra que es el BCE, no los mercados financieros, quien determina el valor de la tasa de los intereses de la deuda.
¿Quién controla el sistema financiero europeo?
En teoría, se suponía que el BCE era el gerente del euro. Pero quien realmente controla el Euro y el sistema financiero europeo es el Bundesbank, el Banco Central alemán. Se diseñó de esa manera, como he señalado anteriormente. Pero ha habido otro hecho que ha incrementado el control del sistema financiero europeo por el Bundesbank y los bancos alemanes: el conjunto de decisiones tomadas por el gobierno alemán, en concreto por el gobierno de Schroeder socialdemócrata (Agenda 2010), y continuada por los gobiernos conservadores de Merkel, que hicieron hincapié en el sector exportador como el principal motor de economía. Oskar Lafontaine, el exministro de Finanzas de Schroeder, quería situar la demanda doméstica como el principal motor de la recuperación económica alemana. Para ello propuso aumentar los salarios y el gasto público. Él perdió y dejó el partido socialdemócrata, formando un nuevo partido, Die Linke (La Izquierda), y ganó Schroeder (que ahora trabaja para una industria orientada a la exportación). Como consecuencia de que la actividad económica centró el énfasis en las exportaciones (la mayoría a la zona del euro), los bancos alemanes acumularon una enorme cantidad de euros. En lugar de utilizar estos euros para aumentar los salarios de los trabajadores alemanes (lo que habría estimulado no sólo la economía alemana, sino la economía europea en su conjunto), los bancos alemanes optaron por exportar euros, invirtiéndolos en la periferia de la zona euro. Esa inversión fue la causa de la burbuja inmobiliaria en España. Sin el dinero alemán, los bancos españoles no podrían haber financiado esta burbuja, basada en una especulación enorme.
¿Cuándo aparece la crisis en España?
Cuando los bancos alemanes dejaron de prestar dinero a España como resultado de su pánico (al enterarse de que ellos mismos estaban contaminados con productos tóxicos procedentes de los bancos de Estados Unidos), la burbuja inmobiliaria se derrumbó, creando un agujero en la economía española equivale al 10% de su Producto Interior Bruto (PIB), todo ello en tan solo unos meses. Se trataba de un tsunami económico, un desastre auténtico. Inmediatamente, se pasó de un superávit a un déficit público enorme, como consecuencia de la caída de los ingresos a los Estados. Tal déficit no fue un resultado del crecimiento del gasto público (España tiene una de las tasas más bajas de gasto público per cápita entre la UE-15), sino del dramático descenso de los ingresos debido al colapso económico. El énfasis de la “troika” (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) en que España necesita reducir su gasto público está profundamente equivocado, pues el déficit público no ha sido causado por un crecimiento de los gastos (como han sugerido los comentarios frívolos de la Canciller Merkel sobre la “extravagancia del sector público español”). Esos recortes están dando lugar a otra recesión.
¿Cuál es la finalidad de la ayuda financiera?
La retórica oficial afirma que las autoridades financieras de la zona euro han puesto a disposición de España 100.000 millones de euros para ayudar a sus bancos. La realidad, sin embargo, es muy diferente. Los bancos españoles y el Estado español están profundamente en deuda. Le deben mucho dinero a los bancos extranjeros, incluidos los bancos alemanes, que han prestado casi 200.000 millones de euros a España. Estos bancos están gritando al cielo para recuperar su dinero. Es por eso que los 100.000 millones de euros han sido aprobados por el Parlamento alemán. Peter Bofinger, asesor económico del gobierno alemán, lo expresó muy claramente: “Esta ayuda no es a estos países en problemas (como España), sino a nuestros propios bancos que poseen una gran cantidad de deuda privada en esos países.” (Pratap Chatterjee Bailing out Germany: The Story Behind the European Financial Costs [28/05/42]). No se podría haber dicho mejor.
Si las autoridades europeas hubieran querido ayudar a España deberían haber prestado ese dinero a un interés muy bajo a las agencias de crédito públicas españolas (como el ICO, Instituto de Crédito Oficial), a fin de resolver el enorme problema de la falta de crédito en España. Esta alternativa, por supuesto, nunca fue tenida en cuenta.
¿Dónde está el supuesto problema con el euro?
El hecho de que España tiene un enorme problema de falta de liquidez no significa que el euro esté en problemas. Muchos gobiernos regionales no pueden pagar sus servicios públicos debido a la falta de dinero. Es un hecho que las enormes diferencias en la disponibilidad de crédito dentro de la zona del euro están beneficiando a los bancos alemanes. Hoy en día, hay un flujo de capital desde España a Alemania, enriqueciendo a los bancos alemanes y determinando que los bonos públicos alemanes sean muy seguros. El hecho de que hay una crisis enorme, con grandes tasas de desempleo en los países periféricos no significa, sin embargo, que el euro esté en crisis. Estaría en crisis sólo si estos países periféricos, entre ellos España, abandonaran el euro. Eso significaría el colapso de los bancos alemanes y del sistema financiero europeo. Pero esto no va a suceder. Las medidas que se están adoptando en España y otros países de la periferia (con el apoyo de la Troika) por sus gobiernos son las medidas que las fuerzas conservadoras que tales gobiernos representan siempre han soñado: recortar los salarios, eliminar la protección social, desmantelar el Estado del Bienestar, y así sucesivamente. Tales gobiernos dicen que lo están haciendo debido a las instrucciones que reciben de Bruselas, de Frankfurt y/o de Berlín. Ellos están transfiriendo la responsabilidad a los agentes extranjeros, que supuestamente les están obligando a hacerlo. Es la exteriorización de la culpa. Su lema principal es: “No hay alternativa”.
Cuando el Sr. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, pide al Sr. Mariano Rajoy, el presidente del gobierno español (el gobierno más conservador en la Unión Europea, próximo a la ideología del grupo ultraneoliberal conocido como el Tea Party de los Estados Unidos), él le dice que con el fin de ayudarlo, tendrá que hacer reformas en el mercado de trabajo (es decir, facilitar a los empleadores a despedir a los trabajadores). Rajoy está muy abierto a tal instrucción. En una reciente conferencia de prensa (9 de agosto de 2012), el Sr. Draghi fue muy claro. El BCE no va a comprar bonos públicos españoles a menos que el gobierno español tome medidas difíciles, impopulares como la reforma del mercado laboral, la reducción de las prestaciones de jubilación, y la privatización del Estado del Bienestar. El gobierno de Rajoy estará encantado de seguir estas instrucciones. Ya ha hecho muchos recortes y tiene proyectados 120.000 millones de euros más en recortes dentro de los próximos dos años. El euro y su sistema de gobierno están trabajando muy bien para aquellos que tienen la voz principal dentro de la Eurozona hoy en día. El BCE está instruyendo a los gobiernos de la zona monetaria a desmantelar la Europa social y lo están haciendo. Es lo que mi buen amigo Jeff Faux, fundador del Economic Policy Institute en Washington, solía llamar “las alianzas de las clases dominantes a nivel internacional”, es decir, la alianza entre las clases dominantes de todo el mundo. Esa alianza está claramente operando en la zona del euro en la actualidad. Es por ello que el euro va a existir por mucho, mucho tiempo.

24.8.12

La estrategia del fracaso




El pensador liberal francés Alexis de Tocqueville constató que la radicalización política no es tanto consecuencia de la ausencia de reformas como de la frustración que resulta de la imposibilidad de satisfacer las ilusiones despertadas por promesas imposibles de cumplir. En Catalunya, este proceso se está dando a marchas forzadas, peligrosamente. No hace falta ser un lince para darse cuenta de que la exigencia del concierto económico que aprobó el Parlament es inviable, y que solo va a provocar un incremento de la radicalización. Cada vez hay menos dudas de que este, y no otro, es el objetivo de una iniciativa que el Govern de Artur Mas ha convertido en su santo y seña. Todo ello le sirve, además, para excusar sus políticas de recortes en educación y sanidad, mientras sí hay dinero para mantener los conciertos de los centros elitistas y de los que segregan por sexo.

Lo sorprendente es el lío táctico que se ha hecho CiU estos días, pues, a priori, se suponía que la propuesta de pacto fiscal era para hallar acomodo en España, no para irse. Pues bien, está claro que no. Llevamos dos semanas de calentón soberanista a cuenta de los preparativos de la Diada, con declaraciones de consellers que animan a la gente a manifestarse a favor de la secesión, dando ya por muerta la negociación con Rajoy. No parece que este ambiente sea el más favorable para que Mas vaya a Madrid a proponer nada. Eso es lo que pasa cuando se opta tan deliberadamente por el fracaso: la radicalización se vuelve incontrolable.

Frente a lo imposible, es falso que no hubiera otra alternativa. Catalunya debía haber abanderado, desde la unidad, la fórmula federal alemana en materia de financiación. Pese a tanto pesimismo, no estamos tan lejos. Si nos fijamos, tanto Madrid como Valencia o Baleares, destacados feudos del PP, y con problemas de financiación parecidos o aún más graves que Catalunya, apuntan en esa dirección. Mas tenía la oportunidad de haber sumado tanto al PSC como al PPC, pero optó por la estrategia del fracaso para, más pronto que tarde, convocar elecciones.

Lo grave es que, como la frustración se adivina de antemano, se está generando un clima social de angustia, y se abre paso una especie de independentismo seudorreligioso, según el cual todos los problemas se arreglarán con la secesión, convertida en una pócima mágica para salir de la crisis y acabar con todos nuestros males, sin reparar en nada más. Se agita un ambiente irrespirable, profético, que convierte la independencia no solo en una opción legítima sino en una certeza, en un karma que está al llegar, inevitablemente, muy pronto, y que sucederá porque no puede no acontecer.

Mas, la estrategia del fracaso se le puede ir de las manos y acabar ahogada en un grito de exasperación.

JOAQUIM COLL. El Periódico, 24 de Agosto de 2012

21.8.12

ENTREVISTA CON EL SOCIÓLOGO




El sociólogo polaco y premio Príncipe de Asturias Zygmunt Bauman, célebre por su concepto de “modernidad líquida”, que define una sociedad incierta, duda de la efectividad del 15-M para cambiar una España donde los recortes solo harán «a los pobres más pobres».

Estos días participa en Benicàssim en el Sunsplash, un festival de reggae que también debate sobre crisis y democracia.

Zygmunt Bauman: "A Wall Street le da igual que los indignados ocupen plazas"

-En España, en los últimos tiempos, estamos viviendo recortes en educación y en sanidad; se desmantelan las entidades sociales, las prestaciones por desempleo y jubilación van a la baja... ¿Qué queda del Estado del bienestar?

-España ha copiado el modelo de Estados Unidos. Cada vez los pobres son más pobres y los ricos, más ricos. Las políticas de austeridad no funcionan: solo harán que las desigualdades sociales aumenten exponencialmente.

-A cualquiera que tenga trabajo se le considera un privilegiado, por muy precario que sea su empleo.

-Se ha cambiado al proletariado por una suerte de precariedado que nos consume a todos. Entre la austeridad y la pérdida del empleo, la gente se siente cada vez más humillada. Andamos sobre arenas movedizas: inculcando miedo han conseguido que la solidaridad entre los trabajadores se diluya y fomentar el individualismo.

-Dicen que los jóvenes españoles de hoy son la primera generación que vivirá peor que sus padres. ¿Es una visión catastrofista?

-No lo creo. España está viviendo una catástrofe. Que haya un 52% de desempleo juvenil es una cifra devastadora. La gente está sufriendo mucho y lo peor es que se espera mucho más sufrimiento.

-Nos dicen que hay que adelgazar la Administración porque el gasto público está disparado, que todos tenemos parte de culpa en esta crisis, por haber vivido por encima de nuestras posibilidades. ¿Está de acuerdo con esto?

-El capital nos ha dicho que la solución a los problemas es incrementar el consumo. Tras el 11-S, el presidente George Bush dijo, primero a los estadounidenses y luego al mundo: '¡Comprad, sed felices, ignoremos el terrorismo!'. Se aparcaron los problemas y se fomentó todavía más el individualismo. Así desapareció el apoyo mutuo y se dejaron de valorar las relaciones personales. España también ha copiado ese modelo.

-Se habla de que las redes sociales han sido instrumentos que han hecho posible la revolución social. ¿Cómo las ve usted?

-No veo la conexión entre la ira desatada en las redes sociales, las comunidades de Facebook donde se discute, el tuit que se queja de algo, el hecho de rellenar una petición on line... y una acción real que pueda hacer cambiar las cosas. El problema radica en las bases del sistema y para cambiar nuestras democracias necesitamos otras herramientas que aún no tenemos. ¿Cómo traducir esta ira virtual en acciones efectivas? Aunque internet es una herramienta muy útil, la única fuerza que la utiliza en su beneficio son los gobiernos: controlan nuestros datos y pueden plantarse en casa de alguien sospechoso de haber iniciado una revuelta -como ya ha pasado, por cierto- para detenerlo.

-Hace unos meses dijo usted que el movimiento del 15-M es emocional, que le falta pensamiento. ¿Sigue opinando lo mismo?

-Los periodistas hablan del movimiento de los indignados, los sociólogos intentamos estudiar el fenómeno, todo el mundo habla de ello, pero la realidad es que a Wall Street le da igual, le trae sin cuidado que los indignados ocupen plazas, y los gobiernos no pierden votos por ello. El 15-M es un síntoma de que se ha perdido la confianza en los gobiernos, pero no tenemos una sola prueba de que gritar en la calle, todos juntos, tenga consecuencias prácticas. Con estos gestos no afrontamos los problemas reales de la sociedad.

-Pero sí se ha visto cierta corriente solidaria surgida a raíz de este movimiento.

-Es una solidaridad temporal. El movimiento de los indignados es fruto de un mecanismo de corta y pega de la movilización que surgió en Egipto, pero ninguna de las dos ha solucionado el problema de la desigualdad social. En un primer asalto, todos están de acuerdo en algo; derrocar a Mubarak. Pero ¿qué va a pasar ahora? En el caso de España: catalanes, vascos, andaluces… ¿son capaces de unirse todos apartando sus diferencias (de edad, religiosas, culturales, sociales, etcétera) para alcanzar un objetivo común? Hay que encontrar alternativas y acabar con las acciones ciegas.

-En septiembre los indignados quieren ocupar el Congreso de los Diputados y exigir la dimisión del Gobierno. ¿Le parece acertada la acción?

-No creo que nada cambie aunque cambie el Gobierno de Madrid. En las últimas elecciones, los españoles no votaron contra la socialdemocracia. Votaron a la oposición porque habían perdido la confianza en su Gobierno. Aunque cambie el Gobierno, los estados-nación no disponen de organismos que tengan la capacidad de acabar con las mafias que nos han llevado hasta aquí. En España no hay ningún organismo de ese tipo. Hemos de ser capaces de crearlos. Elegir un nuevo Gobierno no es la solución: hoy por hoy, somos impotentes a la hora de tomar decisiones. Estamos en un momento de incertidumbre, porque las fuentes del problema no están en la superficie.

-¿Cómo vamos a salir de esta?

-Hasta que no creemos esta superestructura, no vamos a ser capaces de controlar todo esto. Quizá solo la solidaridad nos pueda salvar. La avaricia de los ricos nos ha traído hasta aquí. Tenemos que aprender esa lección y revisar los principios en los que está basada nuestra democracia; esa es la clave, hay que mirar a nuestros cimientos y crear una identidad nueva. Y hay que procurar por las clases más desfavorecidas, a las que hoy por hoy no se les permite decidir.

Publicado en El Periódico de Catalunya. LAURA L. DAVID

14.8.12

El Síndic de Greuges accepta a tràmit l’escrit del Grup Municipal Socialista, denunciant la mala praxis de l’Ajuntament de Pallejà.



L’Ajuntament de Pallejà no lliura la documentació sol·licitada en la que es confirmen diverses contractacions irregulars, que perjudiquen greument els interessos el nostre ajuntament.

Un cop més, l’equip de govern integrat per CIU, PDF i JA Pallejà incompleixen les seves obligacions, tan en els procediments de contractació de diversos proveïdors de l’Ajuntament de Pallejà, com l’obligació de donar resposta als escrits del Grup Municipal Socialista i del seu portaveu Francesc Garcia Guinart.

L’amiguisme i la manca de respecte per el que preveu la llei, ens han obligat a sol·licitar la intervenció del Síndic de Greuges, així com altres accions legals que en poques setmanes informarem i que cerquen l’objectiu d’exigir el compliment de la llei.

CIU, PDF I JA Pallejà, instal·lats en la subsistència econòmica, instal·lats en el nepotisme i en la incultura democràtica.