28.12.12

No es economía, es ideología


Cercado por las movilizaciones cada vez más numerosas de quienes sufren en carne propia su política económica y social, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, ha tenido la ocurrencia de pedir una regulación restrictiva del derecho de huelga. Cuando las protestas no les gustan, los dirigentes del PP siempre reaccionan igual: hace apenas un par de meses, la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, también reclamó medios legales para evitar la proliferación de manifestaciones por el centro de Madrid. Como si, limitando el derecho de huelga o impidiendo que la gente exteriorice en la calle su descontento, se pudiera cambiar el estado de ánimo de un país crecientemente disconforme con el injusto reparto de los sacrificios derivados de la crisis.

Ese reparto, además, no es un imperativo económico, sino la consecuencia natural de las políticas neoliberales que tanto gustan a una numerosa facción del PP, acaudillada desde tiempos inmemoriales por la inefable Esperanza Aguirre. Su gran objetivo ha sido siempre desmantelar el sector público, cediendo terreno a la iniciativa privada, sin importante que se resientan por ello la igualdad y la solidaridad, los dos grandes pilares sobre los que se han asentado en los últimos años la paz y la prosperidad de España. Para alcanzar sus propósitos, a algunos gobernantes del PP no les ha arredrado el abierto rechazo de amplias capas de la sociedad, que ven en peligro el Estado del bienestar construido, desde la llegada de la democracia, con el esfuerzo de todos.

Uno de los escenarios donde se está librando ese pulso entre los defensores de lo público y sus enemigos declarados es el Servicio Madrileño de Salud, que Esperanza Aguirre tenía en el punto de mira e Ignacio González quiere ahora rematar. El gobierno regional ha presupuestado para 2013 la privatización de otros seis hospitales y de 27 áreas de salud, que pasarían a ser gestionadas por particulares a quienes, como es de suponer, no les anima otra idea que hacer de la salud un negocio. No ha encontrado el PP ni un solo apoyo político para su plan, que en cambio tiene en pie de guerra desde hace un mes a médicos, enfermeros y usuarios de toda la comunidad, pese a los continuos insultos que reciben desde la derecha.

El pretexto para esta privatización es que permitirá ahorrar a las arcas regionales una elevada suma de dinero, sobre la que los miembros del gobierno de Ignacio González ni siquiera se ponen de acuerdo, pues unos hablan de 500 millones de euros y otros de 200. Tan poco claras deben de tener las supuestas ventajas reales de su decisión que la Consejería de Sanidad, a día de hoy, todavía no se ha dignado facilitar algún informe creíble que las acredite y cuantifique, aunque sólo fuera para tapar la boca a quienes las ponen en entredicho con sus protestas. Por lo que se ve, los defensores de esa y otras privatizaciones pretenden que los ciudadanos hagamos un acto de fe y creamos que lo público es malo por definición y está mal gestionado y que, por lo tanto, no merece la pena salvarlo.

Para llevarnos a esa convicción, se han propuesto perversamente dejar como unos auténticos zorros la sanidad, la educación y cuantos servicios públicos sean necesarios, asfixiándolos económicamente so capa de que hay que recortar el gasto. Una estrategia, por cierto, que no es exclusiva de los liberales españoles, sino que ha hecho fortuna en los países más vulnerables de la Unión Europea, auspiciada por el capitalismo alemán y su gran aliada, Angela Merkel.

Público.es Vicente Clavero

11.12.12

Vicenç Navarro: El declive del socialismo en España



Hay que felicitar a los jóvenes (de todas las edades) miembros del PSOE por haber hecho un documental en el que, en nombre de los militantes de base, piden perdón al pueblo español en general, y a las clases populares en particular, por haber iniciado, cuando el PSOE estaba en el Gobierno, políticas públicas que, expandidas más tarde por los Gobiernos conservadores españoles (y catalanes), han dañado el bienestar y calidad de vida de la gran mayoría de la población. El reciente informe del Observatorio Social de España publicado por Ariel, titulado ‘El impacto de la crisis en las familias y en la infancia’, documenta con gran detalle las consecuencias de tales políticas sobre los niños, sobre los adolescentes y sobre las familias en nuestro país. Tal informe documenta que no sólo la crisis, sino también las maneras como el Estado ha respondido a la crisis, ha afectado negativamente el bienestar y calidad de vida de las familias. Las políticas públicas llevadas a cabo por los Gobiernos socialistas, políticas que han sido incluso más acentuadas y expandidas por el Gobierno PP (y CiU en Catalunya), han sido responsables de tal deterioro.
Tales políticas públicas, de orientación claramente liberal, realizadas por el Gobierno PSOE, estaban ya descritas en los escritos de economistas y pensadores influyentes en la corriente existente dentro del PSOE (liderada por el candidato, más tarde Presidente, del Gobierno socialista español, el señor José Luis Rodríguez Zapatero) conocida como Nueva Vía. Uno de los mayores impulsores de tal corriente era el economista Jordi Sevilla, miembro entonces de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, el cual escribió un libro, ‘De nuevo socialismo’, en el que resumía (haciendo suya) la sabiduría convencional existente dentro de la socialdemocracia europea, incluida la española, inspirada en gran parte en el New Labor dirigido por Tony Blair en Gran Bretaña. Decía retóricamente Jordi Sevilla: “alguien puede defender a estas alturas del siglo que un programa socialdemócrata debe ir a favor de más impuestos y más gasto público…”. De ahí que el Presidente Zapatero bajara durante su primer mandato los impuestos, siguiendo el eslogan de que “bajar impuestos es también ser de izquierdas”. Reflejando también tal sensibilidad liberal, nada menos que el Ministro de Economía, el señor Pedro Solbes, en una entrevista a ‘El País’ (22.07.07) al final del primer periodo del Gobierno PSOE (2004-2008), indicara que la medida de la cual él estaba más orgulloso “era la de no haber aumentado el gasto público”, precisamente en el país de la UE-15 que tenía un gasto público (incluido el gasto público social) por habitante de los más bajos de tal comunidad (ver mi crítica del libro de Jordi Sevilla y de la Nueva Vía en mi libro ‘El Subdesarrollo Social de España. Causas y Consecuencias’. Anagrama 2006). En realidad, el gasto público (incluido el social) por habitante creció durante aquel periodo, resultado, primordialmente, del crecimiento de la economía, estimulado por la burbuja inmobiliaria, y no a cambios fiscales que hubieran generado un mayor ingreso al Estado.
Tal corriente dentro del PSOE significaba el desarrollo del liberalismo dentro del socialismo. Esta corriente estaba en contra de las limitaciones puestas al mercado mediante regulaciones públicas, alcanzando esta postura su máxima expresión en pensadores como Miguel Sebastián (que fue Ministro de Industria, Turismo y Comercio del gobierno Zapatero), también de la Nueva Vía. Tales medidas se consideraban parte de lo que definían como “modernización del socialismo” y que incluían, entre otras modernizaciones, la desatención a principios básicos del socialismo, como la redistribución de los recursos del país y el desarrollo de políticas fiscales progresivas y progresistas. Las escasas voces críticas de tales políticas eran ignoradas o definidas como “tradicionales” (la manera amable de decir anticuadas) merecedoras del olvido.
Muchas políticas públicas derivaron de tales posturas liberales, siendo una de ellas la Reforma Fiscal del 2006, que bajó los impuestos creando un agujero en los ingresos al Estado de casi 20.000 millones de euros, agujero que no se notó (hasta que la crisis estalló en 2007) debido al incremento de los ingresos al Estado como consecuencia de la citada burbuja inmobiliaria. Dicha burbuja se había generado en la época del Gobierno Aznar y su desarrollo fue facilitado por las medidas tomadas por el Banco de España (presidido durante el Gobierno PSOE por el Gobernador Fernández Ordóñez, una personalidad de sensibilidad liberal muy acentuada, nombrado por el Gobierno Zapatero) que tuvo una gran responsabilidad en el desarrollo de la crisis financiera que España está sufriendo (el excelente documental crítico del PSOE al cual hago referencia al principio del artículo confunde, sin embargo, el Banco de España con los técnicos de tal institución, que sí que advirtieron de las políticas erróneas que la dirección política del Banco estaba aprobando) .
Dentro de este esquema conceptual liberal, puede entenderse como el Gobierno respondió a la crisis, respuesta sacada de un libro de texto de economía liberal. Los equipos económicos de los Gobiernos Zapatero, tanto antes como durante la crisis, eran claramente liberales. Su respuesta a la crisis dañó a las clases populares y empeoró la situación económica y social del país. No hay, sin embargo, suficiente concienciación en el establishment del PSOE de que el deterioro del bienestar de las clases populares se debe, no sólo a la crisis, sino también, como he subrayado anteriormente, a la manera cómo se respondió a ella. Tales medidas han sido enormemente impopulares.
Las políticas alternativas que ni siquiera se consideraron
Las políticas liberales (que en el lenguaje económico actual se conocen como neoliberales) que caracterizaron la respuesta a la crisis, se hicieron argumentando que “no había otras alternativas”, postura ampliamente reproducida en los mayores medios de información en España, conocidos internacionalmente por su escasa diversidad ideológica y sistemática discriminación contra voces críticas en las izquierdas. El Gobierno PSOE congeló las pensiones públicas de vejez, intentando ahorrar 1.200 millones de euros para reducir el déficit del Estado (creado en parte por los recortes de impuestos de la reforma fiscal del 2006), sin considerar como alternativa el mantener el impuesto de patrimonio (que habría conseguido incluso más recursos, 2.100 millones de euros) o anular la rebaja del impuesto de sucesiones (consiguiendo 2.552 millones) o revirtiendo la bajada de impuestos de personas que ingresaban más de 120.000 euros al año, consiguiendo 2.500 millones de euros. Y así, una larga lista de alternativas. Como mostramos Juan Torres, Alberto Garzón y yo en el libro ‘Hay Alternativas. Propuestas para crear Empleo y Bienestar Social en España’, por cada recorte que hizo el Gobierno PSOE (y más tarde el Gobierno PP), había una alternativa. El que se aplicaran los recortes a unos y no a otros tenía y continúa teniendo mucho que ver con el distinto nivel de influencia sobre el Estado que tienen las distintas clases sociales y grupos de presión existentes en España.
Y fueron las clases populares las que resultaron más perjudicadas por aquellos recortes y por otras reformas, como las del mercado laboral, que tenían como objetivo (aunque no se dijera) rebajar los salarios a fin de aumentar –se decía- la competitividad de la economía española. Tales políticas, seguidas más tarde por los Gobiernos PP y CiU, explican que, por primera vez en el periodo democrático, las rentas del Capital hayan sobrepasado las rentas del Trabajo. Aunque hoy el socialismo español no hable de ello, el hecho es que la lucha de clases está siendo ganada a diario por el mundo del capital financiero y de las grandes empresas a costa de la derrota del mundo del trabajo. Y las políticas del PSOE han contribuido a ello.
Ni que decir tiene que los Gobiernos PSOE presididos por el señor Zapatero también hicieron reformas positivas (sobre todo en las áreas sociales). Pero en las políticas económicas y fiscales, que son las que condicionan en gran medida las políticas sociales, los gobiernos socialistas, y sobre todo su respuesta a la crisis, fueron claramente negativas, y alienaron grandes sectores de su electorado.
El inmovilismo del socialismo español
El declive electoral del PSOE, del PSC y de los otros componentes del socialismo español se debe a esta realidad. A la luz de estos acontecimientos varios hechos son particularmente sorprendentes. Uno es que el equipo dirigente del PSOE sea hoy el mismo que llevó a cabo aquellas políticas tan impopulares. Otro es que tal equipo no haya hecho ninguna autocrítica y se resista a hacerla. Pero otro hecho, también llamativo y muy sorprendente, es que no haya habido una rebelión de la militancia, un caso único entre los partidos socialistas europeos. Incluso en Alemania hubo una revuelta frente a las reformas neoliberales del Gobierno socialdemócrata alemán, presidido por el canciller Schröder, que llevó a una escisión en aquel partido (creándose Die Linke –La izquierda-). Tal silencio en el socialismo español (y en el socialismo catalán, cuya reciente rotura tiene que ver con otras causas) está reforzando la percepción generalizada de que el PSOE (como también otros partidos) es la suma de los que tienen cargos políticos que defienden a ultranza sus privilegios más aquellos que aspiran a tenerlos. Tal percepción, profundamente injusta en cuanto a la militancia, se reproducirá a no ser que haya una revuelta de las bases del partido para cambiar profundamente tal instrumento político y sus políticas neoliberales. De no ser así, el futuro de los partidos socialistas en España verá su continuo declive.
Vicenç Navarro, Sistema digital, 07/12/2012

17.11.12

¿Quiénes son los patriotas?


Articulo publicado por Vicenç Navarro a la columna “Dominio Público” del diario PÚBLICO, 15 de noviembre de 2012.

Mark Twain, uno de los autores más críticos de la sabiduría convencional que ha tenido EEUU, escribió frecuentemente que el concepto de patriotismo, en cualquier país, es uno de los más utilizados para esconder intereses de grupos sociales que quieren mantener, por todos los medios, sus privilegios utilizando el sentimiento patriótico como mecanismo de movilización popular, identificando sus intereses particulares con los intereses de lo que llaman patria. Antonio Gramsci, en Italia, uno de los analistas más importantes que han existido en Europa de cómo el poder se reproduce en las sociedades, subrayó con gran agudeza la función ocultadora de los símbolos de la patria para defender los intereses de las clases dirigentes.

España (y Catalunya dentro de ella) es un ejemplo claro de lo que Mark Twain y Antonio Gramsci indicaron. Las derechas han sido siempre las que se han presentado como las grandes defensoras de la patria, defensa que requiere los máximos sacrificios de los que están a su servicio. Uno de los eslóganes de la Guardia Civil (el cuerpo de policía armado que históricamente ha tenido la función de mantener el orden público y reprimir cualquier agitación social que cuestionara las relaciones de poder existentes en España) era “Todo por la patria”, lo que podía significar incluso la pérdida de  la vida de los guardias civiles aunque también, mucho más frecuentemente, la de los represaliados. La Monarquía, el Ejército y la Iglesia han sido siempre las estructuras institucionales que han defendido el poder de los grupos dominantes en las esferas financieras y económicas (y, por lo tanto, políticas y mediáticas) del país, utilizando el amor y el compromiso con la patria como mecanismo de movilización popular en defensa de sus intereses. Las pruebas históricas que avalan esta utilización de la patria para dichos fines particulares son robustas y abrumadoras.

Tales instituciones de derechas son pues las que se consideran a sí mismas como las defensoras de la patria. Hace sólo unos días, el diario monárquico profundamente conservador ABC ponía en portada a la Duquesa de Alba como la gran defensora de la patria española acusando a los catalanes de ser poco patriotas (11 Nov. 2012). Tal personaje es una de las terratenientes más importantes de España y está entre los que reciben mayores subsidios del estado español y de la Unión Europea, a cargo del erario público. Su linaje familiar, por cierto, ha jugado un papel clave, junto con otros terratenientes, en reproducir una situación en el campo andaluz responsable, en gran parte, de la pobreza de las poblaciones rurales de aquella parte de la patria española.

Pero la credibilidad de tal tesis (de que las derechas son las que sostienen el patriotismo) depende, en gran medida, de lo que se entienda por patriotismo, el cual, como la mayoría de sentimientos, no es fácil de definir. Después de todo, ¿qué quiere decir amor a la patria?

¿Qué es patriotismo?

Pero, independientemente de las muchas maneras mediante las que tal concepto y sentimientos puedan definirse, sí que debería haber un componente que coincidiera en todas las definiciones posibles. Y éste es que el amor a la patria debería incluir amor a la ciudadanía de la entidad así definida. No se puede amar a España (o a Catalunya) sin estar dedicado al bienestar de la población que constituye tal país (España y/o Catalunya). Y, puesto que la mayoría de la población pertenece a las clases populares, un indicador de patriotismo debería incluir como elemento definitorio el compromiso y dedicación a la mejora del bienestar de las clases populares. No se puede amar a España (y a Catalunya) sin este compromiso, pues de lo contrario se tiene una visión excesivamente esencialista, casi mística, de lo que es la patria, una concepción poco coherente con la vida real de las personas. En realidad, si la definición de patriotismo no incluye un compromiso por mejorar la vida y bienestar de la mayoría de la población, entonces hay que sospechar que el concepto de patriotismo está siendo utilizado, confundiendo los intereses de la patria con los de un sector minoritario de la población.

Parecería, pues, razonable aceptar, incluso por las derechas, que un elemento común de tal patriotismo fuera la dedicación de las fuerzas patrióticas al bienestar del pueblo, que en términos cuantitativos, serían las clases populares, clases populares que en cualquier país incluyen las clases trabajadores y las clases medias de renta media y baja.

¿Son patriotas las fuerzas que se autodefinen como tales?

Pues bien, tal dedicación puede evaluarse incluso numéricamente. Como decía Mark Twain, el amor no puede cuantificarse, pero sus consecuencias sí. Veamos, pues, los datos. En aquellos países de Europa donde las derechas (que se autodefinen como las fuerzas patrióticas) han tenido más poder históricamente, tales como el Sur de Europa (España, Grecia y Portugal), el nivel de desarrollo económico, social y político ha sido el más bajo de la Unión Europea. Los datos son abrumadores. Tanto el PIB per cápita como el gasto público social per cápita, o el número de recursos públicos (desde transferencias públicas, como pensiones, hasta servicios públicos, como sanidad y educación, que contribuyen enormemente al bienestar y calidad de vida de las clases populares) han sido, y continúan siendo, los más bajos de la UE-15. Es también en estos países donde los ingresos al Estado son los más bajos, donde la política fiscal es más regresiva y menos redistributiva, donde hay más fraude fiscal y donde hay mayores desigualdades y concentración de la riqueza.

Estos datos permiten, entonces, hacerse la pregunta ¿dónde está el amor a España de los súper patriotas españoles? Su compromiso con el bienestar de la población parece estar muy sesgado hacia ciertos grupos y clases sociales, a costa de los intereses de la mayoría de sus poblaciones. La evidencia de ello es abrumadora. Así como es también abrumadora la evidencia de que este sesgo clasista del patriotismo aparece en varios momentos de la historia de este país. En todos ellos, cuando el gobierno elegido por la ciudadanía a través de procesos democráticos llevó a cabo políticas públicas que beneficiaron a las clases populares, reduciendo los privilegios de los grupos y clases sociales antes mencionados, las derechas superpatriotas se rebelaron militarmente para interrumpir tales políticas. En España, los superpatriotas –la Iglesia, el Ejército, la Monarquía, la banca y la oligarquía empresarial- establecieron un régimen enormemente represivo (por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000, según el Catedrático Malefakis, de la Columbia University, experto en el fascismo europeo) que dañó enormemente a la mayoría del pueblo español. Cuando el golpe militar de 1936 ocurrió, el nivel de desarrollo económico español era casi idéntico al italiano. Su PIB per cápita era semejante al PIB per cápita italiano. Cuando la dictadura terminó, en 1978, España tenía un nivel de riqueza que era sólo el 68% de la italiana. Este fue el coste que aquel supuesto patriotismo significó para el pueblo español. El golpe militar se realizó no para salvar la patria sino para que la Iglesia pudiera continuar controlando la educación de los españoles y también la tierra que poseía (la Iglesia era el terrateniente con mayor extensión de tierra en España. Hoy es el segundo); para que la Monarquía continuara siendo el sistema político que garantizara el dominio por parte de las derechas de los aparatos del Estado, incluyendo las Fuerzas Armadas, la Judicatura y las Fuerzas del Orden; para que el Ejército tuviera sus privilegios, garantes de la unidad de la Patria (convirtiendo al Ejército en instrumento de represión interna); para que la banca y la oligarquía empresarial pudieran mantener sus escandalosos privilegios (que todavía se mantienen hoy, como queda claro con la excesiva protección de la banca frente a los desahuciados); y así un largo etcétera.

La oposición popular a tales medidas regresivas del sistema establecido por los supuestos patriotas explica la enorme represión que caracterizó aquel periodo de dominio del estado por las derechas supuestamente patrióticas. Su carácter nacional, por cierto, quedó negado por el hecho de que su victoria se debiera primordialmente a la ayuda que les prestó la Alemania nazi y el fascismo italiano. Sin esta ayuda extranjera, el golpe militar no podría haber conseguido parar la oposición a tal golpe.

¿Dónde estaba y dónde está ahora el amor a España de los supuestamente patriotas?

Esto podría también preguntarse hoy al gobierno de derechas español, que está llevando a cabo el ataque (y no hay otra manera de definirlo) más feroz al bienestar de las clases populares. Hoy se están haciendo reformas que afectan muy, pero que muy negativamente al bienestar de la población, y muy en particular de las clases populares. La evidencia de ello es contundente. Nunca antes en el periodo democrático, el ya insuficientemente financiado Estado del Bienestar español ha estado bajo un ataque tan frontal. Y este ataque se está haciendo para el beneficio de los mismos intereses económicos de siempre: el capital financiero español y el mundo empresarial de las grandes corporaciones, a costa del bienestar de todos los demás. De nuevo, la evidencia de ello es robusta y convincente.

Y todo ello se hace justificándose con la necesidad de aplicar tales políticas de austeridad que son –según el establishment español- las únicas posibles, lo cual es fácil de demostrar que no es cierto. Podrían aplicarse otras que no afectarían a los intereses de las clases populares, afectando, en cambio, a los intereses de los grupos que, de nuevo, se presentan como superpatriotas, defensores  de España. Esta desfachatez (y no hay otra manera de definirlo) se hace violando la soberanía de la Patria que dicen amar tanto, obedeciendo  dócilmente al gobierno alemán, como lo hicieron también en los años treinta. Es la repetición de la historia. Ahora, como entonces, los superpatriotas utilizaron la bandera para defender sus intereses de clase. Así de claro. Y haciéndolo así están traicionando, una vez más, al pueblo español.

Hoy, en España, los movimientos de protesta social que salieron a la calle ayer, en la Huelga General, en defensa de los derechos de las clases populares y de la soberanía de España son los auténticamente patriotas, entendiendo como tales a los que defienden a la mayoría de la ciudadanía frente a una minoría que defiende sus propios intereses y los de sus aliados internacionales, incluyendo las élites financieras que dominan el gobierno alemán.

Una última observación. Le ruego al lector que haya considerado de interés este artículo, que lo distribuya ampliamente, pues los medios de mayor difusión no publican jamás este tipo de artículos. La dictadura mediática exige una respuesta movilizadora que permita presentar otros puntos de vista distintos y críticos de la sabiduría convencional del país que se reproduce a través de tales medios.

13.11.12

La diferencia está en como afrontamos los problemas



Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer. Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo. Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno ag
arró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo. El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente.

Luego, para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra. El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio… con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble:

Se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra. Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando…

La vida va a tirarte tierra, todo tipo de tierra... el truco para salir del pozo es sacudírsela y usarla para dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba. Podemos salir de los más profundos huecos si no nos damos por vencidos...Usa la tierra que te echan para salir adelante.

11.11.12

Vergüenza da la avaricia y la corrupción, nunca la vida.



Al parecer esta fotografía (inocente y bastante hermosa) es obra de  Anastasia Chernsyavsky y está siendo censurada por los mojigatos de Facebook. 

Más que nada para ver hasta dónde llega el puritanismo.


28.10.12

Construïm un nou sistema de convivència.


Quant algú hem diu que vivim en una democràcia li recordo que primer vivim en una societat capitalista, que fa servir la democràcia per elegir els seus representants.

Un sistema capitalista que valora les ciutadanes i ciutadans per el que poden comprar, tant tens, tant vals, i la resta no importa. Això vol dir que el sistema que hem triat per la nostre convivència es bàsicament injust. I aquesta injustícia tant sols ha estat compensada parcialment per tot el  que els partits progressistes i molt especialment en PSC a Catalunya, han treballar per construir una estructura de serveis socials que permeti igualar les oportunitats de totes les ciutadanes i ciutadans.

Un bon sistema de salut, accés a la formació en tots els seus aspectes, habitatge, transports i evidentment un sistema de pensions que dignifiqui la vida dels més grans. Això es el que hem construït en aquests darrers anys i ha estat la principal tasca. En els nostres ajuntament la construcció d’equipaments i serveis han estat la gran revolució, al Baix Llobregat on viles i ciutats desestructurades per la ma del¡especulació del franquisme, son ara exemple d’oportunitat i de convivència. A estat la revolució social, socialitzar la cultura, l’esport, l’assistència social, etc.

Ara toca la segona revolució, hem de construir un sistema social que reguli l’avarícia infinita de l’especulació basada en el sistema capitalista, hem de construir novament una estructura publica econòmica potent:

El fracàs del sistema bancari ens ha de permetre nacionalitzar totes les caixes d’estalvis i els bancs amb problemes. Si posem diners públics per rescatar-los, han de quedar en mans de l’Estat. Un bon sistema bancari públic ens permetrà regular l’accés al crèdit, prendre el control de l’economia d’aquesta nova societat.

Construir un veritable Estat Federal, desmantellant les institucions que dupliquen o tripliquen competències. Europa, Estat Central, Autonomies, Diputacions, Consells Comarcals, Ajuntaments, no poden ser suportats per una economia sostenible. Modernitzant l’Estat amb la desaparició del “Reino de España” i l’aparició de manera real de l’Estat Espanyol, un estat federal i laic.

Supressió del concordat amb la Santa Seu, i repercussió d’impostos i aplicació de la llei a tores les religions. Els ciutadans son iguals i per tant el fet de declarar una creença, no pot permetre que això marqui diferencies.

Destinar els diners públics als sectors públics amb l’eliminació de la gestió privada dels serveis públics. Una societat amb una escola publica de qualitat, no fa necessari cap mena de concertació amb sectors privats. Una sanitat publica ha de ser veritablement publica i no la gestió concertada dels recursos públics. No podem renunciar a la gestió publica dels sectors públics.

Recuperació del control dels sectors estratègics. S’ha demostrat que la gestió privada dels grans sectors vitals per la nostre economia com l’energia, les comunicació i els transports, no genera cap benefici per la ciutadania. Recuperem la seva gestió i controlarem els motors de l’economia.

Podem seguir construint, pro ara toca racionalitzar i parlar clar, reconeixent que algunes de les solucions proposades per l’economia de mercat i el neo liberalisme econòmic, no funcionen. Tal i com el sistema comunista totalitari i centralitzat va desaparèixer, el capitalisme ne liberal esta mort. No insuflem cap recurs més en un sistema que no reportarà cap benefici a la nostre societat. Construïm una economia sostenible, una estructura política eficient i orientada a les persones i una societat més justa basada en una economia sostenible.

17.10.12

España naufraga... ¿llegará el rescate?



En estos días se está discutiendo largo y tendido acerca de la necesidad y conveniencia de que España solicite el rescate. Analizamos qué medidas pudieran tomarse y las consecuencias para sus inversiones.

Operación de salvamento, ¡ya lo hemos visto!
Dicen que para cruzar un campo de minas lo mejor es ver cómo lo hacen otros y seguirles… de lejos. Más de dos años han pasado ya desde el primer rescate de Grecia, y a punto están de cumplirse en el caso de Portugal. Pero ¿les ha servido de algo? Pues lo cierto es que a sus ciudadanos el modelo de rescate aplicado les ha servido de muy poco. El desempleo, cerca del 12% en el momento del rescate, ronda ahora el 15% en Portugal y el 24% en Grecia. Sus economías siguen en recesión con decrecimientos aún mayores (-3% y -6% anual respectivamente). En cuanto a las inversiones, tampoco hay demasiados motivos para el jolgorio. Salvo la bolsa irlandesa que, plagada de holdings internacionales y financieros, ha logrado remontar, tanto la lusa como sobre todo la helena han seguido cayendo. Los tipos de interés no se han calmado en absoluto. En Portugal p.ej. en diciembre pasado los tipos rozaban el 18% – duplicando los que había en el momento de la intervención –, y a día de hoy las primas de riesgo siguen asustando: la de Grecia ronda el 18% y el 7% la de Portugal, frente al 4% de la española.

¿Y para nosotros?
Parece muy poco probable que a España, cuarta “potencia” dentro de la zona euro, pueda aplicársele una receta similar a la de Grecia, Irlanda o Portugal, tres países que en su conjunto apenas alcanzan la mitad del tamaño de la economía española. La razón es simple: la cantidad de fondos a involucrar en el caso español resulta políticamente inaceptablepara los países más fuertes de la eurozona y financieramente insostenible para el resto – máxime si, tras la solicitud española, Italia se sumase al carro –.
• Así pues, descartada por similares razones la “solución Eurobonos” por la que los países del norte respaldarían la deuda de los países del sur como si de un único emisor se tratase, y dado que las millonarias inyecciones de liquidez desde el BCE (Banco Central Europeo) solo sirvieron en su día para dar un soplo de aire fresco a la banca, ahora desde el BCE se ha diseñado un ambicioso programa de compra de deuda que pueda sacar las castañas del fuego a España.

¿El guión está ya escrito?
Todo apunta a que ya está marcada la senda que seguirá nuestro Gobierno en las próximas semanas. El 28 de septiembre se publicarán las auditorías realizadas por Oliver Wyman a la banca española. El guión dice que se conocerán las necesidades individualizadas de cada entidad y la “troika” (BCE, Fondo Monetario Internacional y Comisión Europea) liberará entonces el primer tramo de 30.000 millones de euros como ayuda directa a la banca, algo que merece un análisis más profundo a realizar cuando se conozcan las condiciones. Por el momento, manténgase alejado del sector financiero.
• Entonces tendríamos las manos libres para solicitar el otro rescate, el “suave” de petición al BCE de compra de deuda española. Por ahora, su mero anuncio ha relajado la presión sobre la deuda patria. Nuestros tipos a largo, desde ese 7,5% de julio pasado han caído hasta rondar el 6%. Relajación que, contagiada al sector privado, ha sido aprovechada por las empresas españolas para financiarse. Ahora bien, dar este segundo paso, con el que España ya no debería preocuparse por pagar intereses “abusivos” por su nueva deuda, conlleva presentar un plan de ajuste creíble y supervisado desde el exterior, algo que políticamente resulta difícilmente digerible por cualquier gobierno.

¿Sería una solución?
Aun venciendo las reticencias políticas, el hecho de solicitar la ayuda prevista por el BCE no acabará con la austeridad ni con la crisis económica. Incluso con las nuevas emisiones gratis (o por debajo del 2% como pagan los alemanes), será insuficiente para equilibrar las cuentas públicas. El dinero barato no relanzará el consumo de los hogares, endeudados y castigados por el paro. Tampoco la morosidad – que emponzoña el sistema bancario y que ronda ya el 10% – desaparecerá de la noche a la mañana. España seguiría soportando un doble déficit: el público y el de nuestra balanza comercial, algo insostenible en el largo plazo.
• Eso sí, la acción de las autoridades europeas está lejos de ser inútil. Al reducir la presión de los mercados, se nos da tiempo para tratar nuestras muchas enfermedades, entre ellas la falta de competitividad. Pero seamos claros, los próximos años seguirán siendo difíciles. Baja actividad y desempleo masivo seguirán marcando una agenda de austeridad jalonada de nuevas reformas.
• La Bolsa sufrirá altibajos y solo una salida de la recesión económica implicará una recuperación consistente.
• Por el lado de la renta fija, la voluntad política de que los tipos no se desboquen al alza, los mantendrá en torno a los niveles actuales o los llevará incluso más abajo si se solicita el rescate “suave”. Por ello, seguimos recomendando mantener las obligaciones españolas.

Publicado en OCU Ediciones, S.A.

9.10.12

Yo quiero ser independiente


Cada día deseo más la independencia, la independencia de un gobierno que le roba a los pobres para dárselo a los ricos, la independencia de unos jueces que son meros monigotes de poderes antidemocráticos o simplemente predemocráticos, la independencia de unos medios de comunicación mentirosos, fascistoides y que no tienen ningún escrúpulo en manipular a unos ciudadanos que en algunos casos, se comportan con eternos adolescentes.

Yo quiero la independencia, pero la quiero de esta gente.

Independencia de un sistema capitalista, colapsado por la avaricia de los sectores financieros y su obsesión por acumular riquezas y rentabilidades.

Independencia de un Partido Popular que manipula, miente y engaña a los electores, escondiendo sus verdaderas intenciones y aplicando un programa de recortes, para el que no están legitimados.

Independencia de CIU, que arrastrada por una estrategia política de culpar a España de los recortes que ha aplicado, desmantelando gran parte de los sistemas públicos de nuestra sociedad, se ve arrastrada a un discurso en el que no cree, solo para ganar cuatro años más de mandato, en los que seguirá robándonos la sanidad y la educación pública y toda la estructura de servicios públicos que tantos esfuerzos ha costado a nuestras padres y abuelos y a nosotros mismo.

Quiero independizarle del banco, que engaña a sus clientes con productos oscuros y letra pequeña, aprovechándose de la confianza de personas mayores o poco informadas.

Quiero independizarme de una Policía Nacional que actúa con saña contra los que debería proteger, porque en una democracia, protestar no es ilegal, protestar es una obligación justa y necesaria y especialmente en estos momentos.

Por eso no quiero la independencia que me propone CIU, porque está basada en la mentira y el egoísmo.

Por eso no quiero la independencia que me propone ERC, porque está fundamentada en el racismo.

Por eso no quiero la independencia de colectivos interesados, que en su imaginario creen que un supuesto Estat Catalá, les permitirá prevalecer sobre los intereses comunes y mantener sus injustos privilegios actuales.

¿Queréis ser independientes? Pues seamos independientes de verdad, pensemos con independencia, actuemos con independencia y apoyemos la independencia individual de todos los ciudadanos y ciudadanas.

1.10.12

“Rebajar salarios es un error”




"El riesgo es que las reformas laborales creen poblaciones de pobres que trabajan”

Guy Ryder (Liverpool, Reino Unido, 1956) toma hoy posesión como décimo director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que aglutina a Gobiernos, sindicatos y organizaciones patronales. Su elección —antes fue secretario general de la Confederación Sindical Internacional— es significativa cuando el paro golpea en muchos países.
Pregunta. ¿Hasta cuándo durará la crisis de empleo?
Respuesta. El punto de partida es deprimente, más de 200 millones de parados en el mundo. Y el futuro es pesimista. ¿Cuánto tiempo? Depende de las políticas nacionales y regionales en Europa, y también de la eficacia de la cooperación en marcos como el G-20.
P. ¿Y está Europa aplicando las medidas correctas?
R. La política europea últimamente ha sido una combinación de recortes y reformas en el mercado de trabajo, también en España. La experiencia demuestra que políticas de flexibilización cuando falta crecimiento no son solución. Hay que moverse en otra dirección. Nadie duda de que haya que consolidar las finanzas públicas, pero el cómo y el ritmo tendrá que tener en cuenta los efectos laborales y sociales, y la realidad de que no se rebaja el déficit sin crecimiento.
P. Pero la crisis de empleo no llega solo por los problemas financieros, también por la competencia de países emergentes.
R. No creo que la salida de la crisis pase por la bajada de los salarios a niveles de pobreza. En Europa, una de cada dos familias que vive en la pobreza tiene al menos una persona que trabaja. Hay un gran peligro de que las reformas laborales creen una población de pobres que trabajan y ese no puede ser el objetivo. Si uno trabaja, tiene que poder vivir de forma decente. La idea de que en Europa es necesario rebajar salarios y condiciones de trabajo, incluso disminuir derechos fundamentales laborales, es un error. El futuro de Europa en una economía globalizada no consiste en rebajar la calidad del empleo al nivel de otros países. Hay otro camino: invertir en educación, calidad de mano de obra y transformaciones en el sistema productivo.
P. Incluso en países europeos que compiten con éxito hay empleo precario. Alemania tiene más de siete millones de personas trabajando por 400 euros al mes.
R. Alemania tiene un alto nivel de vida y salarios más que aceptables en la mayoría de los casos. Es el ejemplo de que una economía organizada así puede concurrir con éxito en los mercados internacionales. Dicho esto, Alemania tiene margen de maniobra para subir los salarios y hacer políticas más expansivas.
P. La semana pasada hubo protestas en España y en Grecia. ¿Puede ir a más la tensión social?
R Sí. Y es normal. En Grecia, una de cada tres personas vive en la pobreza. En España, y es extraordinario, las protestas han sido de carácter pacífico.
P. ¿Qué se puede hacer?
R. Dar prioridad absoluta a la creación de empleo, sobre todo en los grupos más afectados, los jóvenes. La experiencia demuestra que se pueden ofrecer medidas para activar en el mercado laboral a jóvenes que no están ni en formación ni ocupación. Hay que financiarlo, pero el coste es factible. Y da frutos pronto.
P. ¿Y qué puede hacer la OIT?
R. Desde 2009, tenemos asiento en el G-20. Voy a intentar, en este marco, poner el empleo en el centro de las políticas internacionales. Otro campo de acción es el nivel nacional. En Grecia, tras las medidas recomendadas por la troika, los sindicatos presentaron una queja que dio lugar a un proceso en el que participé. Si la OIT hubiera estado antes en el proceso con la troika las cosas habrían salido mejor.
P. España ha aplicado tres reformas laborales en esta crisis, la última muy profunda, y se sigue destruyendo empleo.
R. España ha tenido que responder a dos crisis: la financiera y la del modelo productivo. Ha intentado contestar con recortes y reformas. Nadie niega la necesidad de la consolidación fiscal. También es importante que haya reformas laborales, pero que pasen por el diálogo social, como con las pensiones...
P. Se intentó tres veces y nada.
R. Lo sé. Lo que tenemos en España hoy es una recesión, los niveles de vida están bajo presión. Incluso la CEOE reconoce que la falta de demanda es preocupante. Hay que cambiar las realidades y buscar la forma de reactivar procesos de crecimiento e inversión, y no creo que eso pase por la simple continuación de las mismas políticas.
Publicado en El País, 1 de Octubre de 2012.

30.9.12

La locura de la austeridad europea.




Las protestas en Grecia y España demuestran que no puede haber acuerdo.

Adiós a la complacencia. Hace tan solo unos días, la creencia popular era que Europa finalmente tenía la situación bajo control. El Banco Central Europeo (BCE), al comprometerse a comprar los bonos de los Gobiernos con problemas en caso necesario, había calmado los mercados. Todo lo que los países deudores tenían que hacer, se decía, era aceptar una austeridad mayor y más intensa —la condición para los préstamos de los bancos centrales y todo iría bien.

Pero los abastecedores de creencias populares olvidaron que había personas afectadas. De repente, España y Grecia se ven sacudidas por huelgas y enormes manifestaciones. Los ciudadanos de estos países están diciendo, en realidad, que han llegado a su límite: cuando el paro es similar al de la Gran Depresión y los otrora trabajadores de clase media se ven obligados a rebuscar en la basura para encontrar comida, la austeridad ya ha ido demasiado lejos. Y esto significa que puede no haber acuerdo después de todo.

Muchos comentarios indican que los ciudadanos de España y Grecia simplemente están posponiendo lo inevitable, protestando en contra de unos sacrificios que, de hecho, deben hacer. Pero la verdad es que los manifestantes tienen razón. Imponer más austeridad no va a servir de nada; aquí, quienes están actuando de forma verdaderamente irracional son los políticos y funcionarios supuestamente serios que exigen todavía más sufrimiento.

Pensemos en los males de España. ¿Cuál es el verdadero problema económico? Esencialmente, España sufre las consecuencias de una enorme burbuja inmobiliaria que provocó un periodo de auge económico e inflación que hizo que la industria española se volviese poco competitiva respecto a la del resto de Europa. Cuando la burbuja estalló, España se encontró con el complejo problema de recuperar esa competitividad, un proceso doloroso que durará años. A menos que España abandone el euro —una medida que nadie quiere tomar—, está condenada a años de paro elevado.

Pero este sufrimiento, posiblemente inevitable, se está viendo tremendamente magnificado por los drásticos recortes del gasto, y estos recortes del gasto solo sirven para infligir dolor porque sí.

En primer lugar, España no se metió en problemas porque sus Gobiernos fuesen derrochadores. Al contrario: justo antes de la crisis, España tenía de hecho superávit presupuestario y una deuda baja. Los grandes déficits aparecieron cuando la economía se vino abajo y arrastró consigo los ingresos, pero, aun así, España no parece tener una deuda tan elevada.

Es cierto que España tiene ahora problemas para financiar sus déficits. Sin embargo, esos problemas se deben principalmente a los temores existentes ante las dificultades más generales por las que pasa el país (entre las que destaca la agitación política debida al altísimo paro). Y el hecho de reducir unos cuantos puntos el déficit presupuestario no hará desaparecer esos temores. De hecho, una investigación realizada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) da a entender que los recortes del gasto en economías profundamente deprimidas reducen la confianza de los inversores porque aceleran el ritmo del deterioro económico.

En otras palabras, los aspectos puramente económicos de la situación indican que España no necesita más austeridad. No está para fiestas, y, de hecho, probablemente no tenga más alternativa (aparte de la salida del euro) que soportar un periodo prolongado de tiempos difíciles. Pero los recortes radicales en servicios públicos esenciales, en ayuda a los necesitados, etcétera, son en realidad perjudiciales para las perspectivas de un ajuste eficaz del país.

¿Por qué, entonces, se exige todavía más sufrimiento?

Una parte de la explicación se encuentra en el hecho de que en Europa, al igual que en Estados Unidos, hay demasiadas personas muy serias que han sido captadas por la secta de la austeridad, por la creencia de que los déficits presupuestarios, no el paro a gran escala, son el peligro claro y presente, y que la reducción del déficit resolverá de algún modo un problema provocado por los excesos del sector privado.

Aparte de eso, en el corazón de Europa —sobre todo en Alemania— una proporción considerable de la opinión pública está profundamente imbuida de una visión falsa de la situación. Hablen con las autoridades alemanas y les describirán la crisis del euro como un cuento con moraleja, la historia de unos países que vivieron por todo lo alto y ahora se enfrentan al inevitable ajuste de cuentas. Da igual que eso no sea en absoluto lo que sucedió (o el asimismo incómodo hecho de que los bancos alemanes desempeñasen una función muy importante a la hora de inflar la burbuja inmobiliaria de España). Su historia se limita al pecado y sus consecuencias, y se atienen a ella.

Y, lo que es aún peor, esto es también lo que creen los votantes alemanes, en gran parte porque es lo que los políticos les han contado. Y el miedo a la reacción negativa de unos votantes que creen, erróneamente, que les toca cargar con las consecuencias de la irresponsabilidad de los europeos del sur hace que los políticos alemanes no estén dispuestos a aprobar un préstamo de emergencia esencial para España y otros países con problemas a menos que antes se castigue a los prestatarios.

Naturalmente, no es así como se describen estas exigencias. Pero en realidad todo se reduce a eso. Y hace mucho que llegó la hora de poner fin a este cruel sinsentido. Si Alemania realmente quiere salvar el euro, debería permitir que el Banco Central Europeo haga lo que sea necesario para rescatar a los países deudores. Y debería hacerlo sin exigir más sufrimiento inútil.

Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008.

Las "siete virtudes" del Bushido



En una época donde vivimos una crisis de valores, hace tiempo me interesé por el Bushido, como una reflexión de la necesidad de asumir un código ético en la vida, que permita al ser humano sentirse bien en todas las responsabilidades de la vida.
Aplicar estos valores, o virtudes como denomina el Bushido en todos los ámbitos públicos y privados, es para mí el verdadero referente de las relaciones humanas.
Leedlo y decidme si cumplís las siete virtudes del Bushido
En la tradición japonesa, el bushido (武士道) es un término traducido como "el camino del guerrero".
Es un código ético estricto y particular al que muchos samuráis (ver samurái) (o bushi) entregaban sus vidas, que exigía lealtad y honor hasta la muerte. Si un samurái fallaba en mantener su honor, podía recobrarlo practicando el seppuku (suicidio ritual). Se dice que desde pequeño, el bushidō era inculcado a los japoneses de la clase dirigente incluso antes de despegarse del pecho de la madre.
La palabra samurai procede del verbo japonés saburau que significa "servir como ayudante". La palabra bushi es una palabra japonesa que significa "caballero armado". La palabra samurái fue utilizada por otras clases sociales, mientras que los guerreros se llamaban a sí mismos mediante un término más digno, bushi.
Ha llegado a ser conocido como el código Samurai, pero es más que eso. El nombre dado no es "el código" o "la ley" del guerrero, sino mejor, "el Camino". No es simplemente una lista de reglas a las cuales un guerrero se debe apegar a cambio de su título, sino un conjunto de principios que preparan a un hombre o a una mujer para pelear sin perder su humanidad, y para dirigir y comandar sin perder el contacto con los valores básicos. Es una descripción de una forma de vida, y una prescripción para hacer un guerrero-hombre noble.
En su forma original, se reconocen en el Bushido siete virtudes asociadas:
Gi - justicia(decisiones correctas) Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia. Para un auténtico samurái no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia. Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.
Yuu – Coraje Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. Un samurái debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte. Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.
Jin – Benevolencia Mediante el entrenamiento intenso el samurái se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.
Rei – Respeto Los samurái no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurái es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales. Un samurái recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái se vuelve evidente en tiempos de apuros.
Makoto - Honestidad, Sinceridad absoluta Cuando un samurái dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. No ha de "dar su palabra", no ha de "prometer", el simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción.
名誉「名譽」Meiyo – Honor El auténtico samurái sólo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que toma y cómo las lleva a cabo son un reflejo de quién es en realidad. No puede ocultarse de sí.
Chuu – Lealtad Haber hecho o dicho "algo", significa que ese "algo" le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan. Un samurái es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel. Para el guerrero, las palabras de un hombre son como sus huellas: puedes seguirlas donde quiera que él vaya.

26.9.12

Las cuentas de la lechera.


Los medios de comunicación catalanes se empeñan en repetir que la independencia es la solución de todos nuestros males, al menos de los económicos. Pero no es cierto, los costes serían mayores que los beneficios


De un tiempo a esta parte, las consideraciones de carácter económico han venido a ocupar un lugar central en el argumentario del independentismo catalán. Se trata así de llegar a través de la cartera a un segmento importante de la población que sería muy difícil de ganar para la causa a través del corazón. Hasta el momento la estrategia ha funcionado estupendamente ante la incomparecencia del adversario que, una de dos, o ha dado por buena la tesis nacionalista del maltrato económico a Cataluña (como las delegaciones o socios locales de los grandes partidos nacionales), o no se ha molestado en responder a la misma con datos y argumentos (como los sucesivos gobiernos centrales del país).
Últimamente la cosa está llegando a extremos preocupantes. Los medios de comunicación catalanes repiten machaconamente una opinión que se presenta como una verdad casi obvia: que la independencia sería la solución de todos nuestros males —o al menos de los de carácter económico—. Libre por fin de una España que la exprime, una Cataluña “rica y plena” ocuparía su merecido lugar entre las economías más prósperas y saneadas del mundo y podría permitirse al mismo tiempo un estado del bienestar de verdad y menores impuestos. Desaparecerían por arte de magia la crisis y los tan denostados recortes.
Tan optimistas afirmaciones no resisten un análisis crítico. Cuando uno lo examina en detalle, el argumento económico a favor de la independencia tiene la misma consistencia que las cuentas de la lechera.

La secesión comportaría un cierto ahorro fiscal, pero muy inferior al que anuncian sus entusiastas
El punto de partida son los 16.409 millones de euros que supuestamente España roba a Cataluña cada año. La cifra corresponde a la estimación preferida del saldo fiscal de la comunidad en el año 2009 que recientemente ha publicado la Generalitat. Dividiendo esta cifra por la población catalana del mismo año salen 2.195 euros por persona. ¿Os imagináis, pregunta la lechera, la cantidad de cosas que podríamos hacer con ese dinero? ¿Por qué no nos independizamos y nos quedamos con él en vez de compartirlo?
El problema es que el cántaro se rompe en cuanto las cuentas se hacen con un poco de cuidado. Primero porque se calculan mal los beneficios fiscales de la independencia. Y segundo porque una condición necesaria para que tales beneficios lleguen a materializarse es que la secesión no tenga ningún efecto sobre el PIB catalán, lo que parece poco probable. Aquellos que estén considerando subirse al carro nacionalista convencidos de que en una Cataluña independiente ataríamos a los perros con longaniza harían bien en pensárselo dos veces.
Vamos por partes. En primer lugar, el saldo fiscal del que se parte es engañoso. El cálculo preferido por la Generalitat (en base al método del flujo monetario) exagera el déficit fiscal porque solo tiene en cuenta aquellos gastos del Estado en los que el dinero llega físicamente a Cataluña. De acuerdo con las estimaciones de la propia Generalitat (por el método del flujo de beneficio), de aquí habría que sustraer 5.148 millones, que es la parte que corresponde a Cataluña del coste de los servicios generales del Estado que le benefician pero que no se producen físicamente en ella. En esta partida se incluyen entre otras muchas cosas las embajadas españolas, casi todas las bases militares del país y los servicios centrales de los ministerios y de la Agencia Tributaria estatal.

También tendría efectos adversos sobre los flujos comerciales y de inversión que reducirían el PIB
Aunque en estos organismos puede haber algo de grasa prescindible, en general se trata de servicios que una Cataluña independiente tendría que producir de alguna forma por su cuenta —a un coste significativamente mayor que el actual porque en muchos casos hay fuertes economías de escala. Por ejemplo, si Cataluña se conformase con quedarse con representación diplomática en uno de cada tres países donde España la tiene, el coste del servicio exterior imputable a cada ciudadano catalán se multiplicaría por dos con la independencia. Un caso importante es el de la Agencia Tributaria. Una hipotética Hacienda catalana no solo le saldría bastante más cara a los ciudadanos de Cataluña que su parte de la agencia estatal sino que además es muy probable que recaudase bastante menos porque contaría con peor información para detectar el fraude fiscal o para controlar a los grandes contribuyentes (corporativos o individuales) que operan en todo el país.
Intentemos ponerle números medianamente razonables a todo esto. Resulta evidente que los 16.409 millones que airadamente reclama la lechera no son una buena estimación de lo que se ahorrarían los contribuyentes catalanes tras la independencia. Si no imputamos ningún coste adicional en la provisión de servicios hasta ahora comunes, el máximo ahorro fiscal sería de 11.261 millones anuales o un 5,8% del PIB según los cálculos de la propia Generalitat. Pero además hemos de tener en cuenta el previsible aumento en el coste y la menor eficiencia de algunos de estos servicios. Si suponemos que la pérdida de economías de escala eleva estos costes en un 25%, de la estimación original del potencial dividendo fiscal de la independencia tendríamos que deducir 6.435 millones. Si suponemos además que la recaudación en Cataluña de la Agencia Tributaria se reduce en un 5% tras su desmembramiento y que la de la Seguridad Social lo hace en un 1% por el mismo motivo, a la cifra anterior hay que añadirle 1.740 millones en concepto de menores ingresos achacables a la pérdida de eficacia de los principales organismos recaudadores. Tras substraer estas cantidades, la mitad del dividendo se ha evaporado, dejándonos con una ganancia neta máxima de unos 8.200 millones, o un 4,2% del PIB, para las arcas de la Generalitat.
En segundo lugar, hay que considerar los posibles efectos de la independencia sobre la economía catalana. Pongámonos para empezar en la mejor de las situaciones posibles y supongamos que nadie en el resto de España se cabrea y decide mandar al cuerno a sus proveedores catalanes y que Cataluña permanece dentro de la Unión Europea. Aún así, tendríamos una frontera entre Cataluña y el resto de España, que es, con enorme diferencia, su principal cliente. Y las fronteras —incluso sin aranceles— tienen un notable efecto disuasorio sobre el comercio. Según los cálculos preliminares que ha realizado uno de nosotros utilizando un modelo matemático estándar en economía internacional, bajo la hipótesis de que la relación entre los dos nuevos países es tan cercana como la que ahora existe entre España y Portugal, la reducción de los flujos comerciales entre ellos supondría un descenso del PIB catalán del 9%, o más del doble del dividendo fiscal de la independencia.
Todo hace pensar, además, que el escenario descrito en el párrafo anterior pecaría de optimista. El boicot al cava que sufrimos hace unos años no permite augurar un divorcio precisamente cordial. Y la propia Comisión Europea nos ha recordado hace unos días que una Cataluña independiente quedaría en principio fuera del mercado único y del euro, con consecuencias potencialmente desastrosas para su economía, y tendría que solicitar una adhesión a la Unión que exigiría la aprobación unánime de todos sus socios, incluyendo España.
En conclusión, las perspectivas económicas de una hipotética Cataluña independiente no son particularmente brillantes. La secesión comportaría un cierto ahorro fiscal, aunque muy inferior al que anuncian algunos de sus entusiastas. Pero también tendría efectos adversos sobre los flujos comerciales y de inversión que reducirían significativamente el PIB del nuevo estado. Según nuestros cálculos, incluso en el más favorable de los escenarios posibles, los costes serían sustancialmente mayores que los beneficios.
Ángel de la Fuente es investigador en el Instituto de Análisis Económico, CSIC, ySevi Rodríguez Mora es profesor de Economía en la Universidad de Edimburgo. El País, 26 de Septiembre de 2012.

El PSC es la garantía de seguridad, ante propuestas que nos llevan hacia lo desconocido, la rotura y el enfrentamiento.


La derecha Española PP, y la derecha Catalana CIU, nos llevan hacia la confrontación, olvidando a las personas y anteponiendo sus intereses electorales. El President Mas utiliza el Parlament como foro para su primer acto de campaña. Quieren tapar los recortes debajo de la bandera de la independencia.

La irresponsabilidad de las dos formaciones políticas están generando una ruptura en nuestra sociedad, la estrategia de CIU de culpar a España por los recortes les lleva por un camino hacia lo desconocido.
En estos momentos en que muchas ciudadanas y ciudadanos están sufriendo en sus carnes los recortes motivados por dos gobiernos de derechas, que aplican recetas neo liberales a problemas generados por la avaricia de los sectores financieros y la falta de regulación del estado. La solución no es llevar a la sociedad hacia un barranco, hacia lo desconocido y hacia un camino, que un gran parte de nuestra sociedad, no comprende ni desea.

El President de la Generalitat debería haber sido el presidente de todas las ciudadanas y ciudadanos de Catalunya y no podemos olvidar que Catalunya es mucho más compleja y diversa de lo que CIU piensa.
Ante un PP tabernario y una CIU corriendo como una gallina sin cabeza, el PSC debe mostrar lo que siempre ha sido, un partido donde la diversidad de sus sensibilidades refleja la diversidad de nuestra sociedad. Un partido en el que las personas, son el centro de las políticas y no las banderas. 

Un partido en el que las diferentes sensibilidades se agrupan ante el proyecto de construir una sociedad mejor, mejor para las ciudadanas y ciudadanos, no mejor para los mercados financieros, como quiere el PP y CIU, en esto, no se enfrentarán nunca, en los recortes, en la reducción de derechos, en el desmantelamiento de la sociedad del bienestar, siempre coincidirán.

22.9.12

¿Qué espera Rajoy?




La poca credibilidad del gobierno de Rajoy dificulta la solicitud del rescate.

Está tan deteriorada su imagen en el exterior que una de las condiciones de la troika comunitaria es la dimisión del gobierno en pleno como exigieron a Italia y claro, Rajoy prefiere que arda España antes de reconocer su fracaso.

Sus mentiras en las ruedas de prensa, la falta de transparencia en su gestión, las voces discordantes de su propio gobierno y la incapacidad para que transcurra una jornada sin tener que hacer un desmentido, convence a los responsables del rescate de que no están capacitados para desarrollar una gestión suficientemente eficiente.

Los corresponsales de la prensa Europea en España informados de la situación actual, denuncian la política comunicativa de intoxicación, generada por el gobierno del PP y apoyada en los medios de comunicación afines, que actualmente son prácticamente todos los tradicionales.

El golpe de estado al estado de bienestar, está siendo apoyado por un golpe de estado al estado democrático.

El derecho a la información o a la libre expresión de las ideas y opiniones, se está viendo sesgado por las diferentes presiones que ejercen los grupos económicos o el propio gobierno, utilizando sin ningún pudor los medios de comunicación públicos para mentir, intoxicar, manipular y desinformar.

Los medios de comunicación internacionales califican al gobierno de Rajoy como un gobierno fallido, reconociendo que desde su toma de posesión no ha superado los minimos exigibles a un gobierno Europeo. La incapacidad manifiesta de Rajoy y la elección de un gabinete de perfil muy bajo, no les permite generar la confianza suficiente, demostrando su incapacidad y falta de coordinación diariamente.

Si añadimos actuaciones como la de terminar abruptamente una rueda de prensa para irse a la Eurocopa o mentir en la ruedas de prensa después de las reuniones de la Comisión Europea dejando en muy mal lugar al resto de lideres Europeos, todo esto no ha ayudado absolutamente en nada. Todavía retumban las carcajadas ante la primera entrevista concedida por el presidente del gobierno a un medio internacional, al periódico internacional, más amarillo y con menor prestigio de Europa, el Alemán BILD ZEITUNG. http://www.bild.de/

Para superar esta exigencia de dimisión, Rajoy está poniendo encima de la mesa de los representantes de la troika, que evidentemente hace semanas que ya están en España, superar los recortes planteados inicialmente, comprometiéndose a una reducción de todos los sueldos del país de alrededor del 8%, el aumento del IVA hasta el 23% y el gran comodín, la rebaja de las pensiones en un 12% de media. Medidas que por otra parte son muy similares a las aplicadas por Grecia, donde un gobierno también fallido intenta conseguir la confianza de la troika, al igual que España. Todo esto, a cambio de que le dejen seguir ocupando la Moncloa.

Si queréis más información el programa de La Sexta “La Sexta Columna” de ayer día 21 de Septiembre podréis escuchar de viva voz la opinión de los diversos corresponsales internacionales y de reconocidos expertos de prestigio mundial que de manera diáfana el deterioro de la imagen de España por el gobierno fallido de Rajoy.

13.9.12

¿Y si en vez de EuroVegas construyésemos EuroHarvard?



Parece que nuestros dirigentes han conseguido traer Las Vegas a España. Pero, puestos a imitar un icono americano, ¿por qué no copiar la Universidad de Harvard?

La Universidad de Yale acaba de inaugurar un campus en Singapur, la Universidad de Berkeley en Shanghái. ¿Y si nosotros hubiésemos ofrecido a estas instituciones todas las facilidades que se le han dado a Adelson?

No me importa que no sea Harvard, ni un gran centro de investigación. Pero, ¿no podemos apostar por un proyecto que nos haga soñar en este dichoso país? ¿Queremos ser recodados como aquellos que para salir de una crisis inmobiliaria comenzaron a construir mega-casinos y parques de atracciones?

En 1961, Kennedy propuso poner un hombre en la Luna antes del final de la década. Durante los años siguientes, el presupuesto de la NASA se multiplicó hasta representar el 4% del presupuesto federal de los EEUU (hoy no llega al 0,5%). Kennedy no tenía ni idea de aerodinámica, ni de los complejos problemas técnicos que habría que resolver. Ofreció algo más importante: un sueño colectivo y la voluntad política para alcanzarlo.

Hoy, aquel sueño hecho realidad, no sólo es el orgullo de los norteamericanos. Instituciones como Harvard o la NASA son admiradas hasta por el más acérrimo anti-yankee. Y si queréis también podemos hablar de beneficios económicos: cada dólar invertido en la NASA generó 7 dólares en la economía estadounidense (podéis leer este detallado estudio).

¿Lo único que soñamos nosotros es que vengan a montarnos Las Vegas?

La crisis económica está generando un tremendo sufrimiento humano. Pero, a la vez, nuestro país está viviendo un momento colectivo fascinante. Hace unos años, cuando todo parecía ir bien, a casi nadie le importaba la política. Hoy, hasta mi abuela discute sobre las prioridades en los presupuestos del gobierno.

¿Por qué no aprovechamos esta crisis para construir algo de lo que nos podamos sentir orgullosos? ¿Nos vamos a resignar a seguir siendo los primos chabacanos de Europa?

Publicado en PUBLICO. Principal Marsupia.13 de Septiembre de 2012.

10.9.12

Más de 210.000 empresas han cerrado por la crisis




La Gran Recesión, como se conoce ya al periodo de profunda melancolía económica que arrancó en 2007, ha sepultado ya 210.120 empresas en España, según los últimos datos estadísticos divulgados por la Seguridad Social. Hace cinco años había 1.419.985 empresas inscritas como cotizantes en el instituto de previsión. El pasado julio ese número se había reducido a 1.209.865, lo que refleja el terrible mordisco que ha dado la crisis al sector empresarial español.

Los últimos cinco años han sido demasiado empinados para las pymes españolas. Y la situación económica no mejora. Solo en los últimos 12 meses se han dado de baja en el instituto social 46.628, según los datos de julio.

No obstante, el peor ejercicio fue 2009. Aquel año se dieron de baja de la Seguridad Social 93.808 compañías españolas. Hasta ahora ese año maldito también fue el peor para casi todas las variables económicas.

Un vistazo a la serie histórica de empresas inscritas a la Seguridad Social revela una cierta estacionalidad. Durante los meses de verano se produce un ligero repunte en la creación de empresas mientras que en el último trimestre del año se acentúa la destrucción de sociedades. Un comportamiento paralelo al del mercado laboral. Esta serie incluye todo tipo de empresas, pero la mayor parte, el 97% del tejido empresarial español, tiene menos de 50 trabajadores.

Otra de las claves que se desprende de los datos es que se han destruido más empresas en el sector de la construcción que en el de servicios, a pesar de que hay muchas más sociedades inscritas de este sector (935.777 en el sector servicios frente a 132.444 en el de la construcción y 116.919 en el industrial).