20.6.12

Marianico en corto o las mentiras del PP de Rajoy.



El PP estructuro su campaña en dos puntos básicos. El primero que la culpa de la crisis y por consiguiente del paro era de Zapatero. Y la segunda, que los mercados desconfiaban del PSOE y que tan pronto como tuviésemos un gobierno fuerte del PP todo sería fácil y la economía y la prima de riesgo fluirían cual agua de Mayo.
También se reafirmaron en que no subirían los impuestos, ni tocarían servicios básicos como la sanidad o la educación pública. Se convirtieron prácticamente en el partido de los trabajadores. Imagino que sus estrategas apoyaban la teoría de que todo vale para conseguir el poder.
Era evidente en su discurso, que si ya no estaba Zapatero y los mercados, gracias a la mayoría absoluta del PP, retozaban en la confianza más absoluta, el paro bajaría y la actividad económica florecería cual cerezos en Abril.
Pues todo esto, no ha pasado. Más bien, ha pasado todo lo contrario. La prima de riesgo ha subido a límites impensables, el paro supera cualquier previsión, por catastrofista que fuese, nuestra imagen como país es nefasta. Incluso a nivel diplomático nos hemos enfrentado con Inglaterra y Argentina al mismo tiempo y nos sentimos mejores que Angola, país soberano con un crecimiento económico 40 veces mayor que el nuestro y un paro del 4%. Ya nos gustaría estar como Angola.
Lo cutre, lo incompetente y además, lo dudoso, se ha instalado en la política nacional.
Un Rajoy que siempre ha actuado igual, no hacer nada y esperar que la corriente lo lleve a la orilla, un Rajoy incapaz de frenar el expolio que sus colaboradores están realizando en las administraciones publicas. Un Rajoy secuestrado por el mal, por el mal hacer y por los malos compañeros de cama. No puedes utilizar a los especuladores para llegar tramposamente al poder, basando tu campaña en las mentiras y ahora pensar que no se cobraran mil veces el favor de dejarle dirigir un país, cual capitán del Titanic. Orgulloso de sus galones, pero incapaz de responder a la responsabilidad del cargo.
El mayor fiasco mundial, como el límite de la incompetencia, puede llegar a gobernar, por decirlo de alguna manera, un país. Y sigue igual, no hacer nada y esperar que otros lo rescaten, o la corriente lo acabe llevando a la costa.

18.6.12

Estamos en guerra



Estamos viviendo una guerra mundial económica, con su campo de batalla que inicialmente es Europa y más concretamente Grecia y España. Se trata de los grandes grupos económicos mundiales, contra las administraciones publicas. El poder económico contra el poder democrático.

¿En qué lado estamos?

Como casi siempre en las guerras, uno no puede escoger el bando que le toca, en este caso está claro, mi bando es el de lo público, el de la justicia, la solidaridad y la igualdad, donde estamos las trabajadoras y trabajadores de nuestro país, los que tenemos más que perder en esta guerra por el control económico de la democracia.

En estos 35 años de democracia en nuestro país, entre todos hemos construido un sistema público con sus defectos y sus virtudes, pero de una gran calidad muy especialmente la educación y sanidad. Un sistema que valora a las personas como ciudadanos por igual, con sus obligaciones y sus derechos. Un sistema que evita la valoración capitalista, para el mercado vales lo que tienes.

Para nuestra sociedad todos debemos tener las mismas oportunidades, gozando de una educación pública de calidad y una sanidad pública que garantice una atención universal de calidad.

La culpa de esta crisis no es de los ciudadanos, no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, simplemente hemos vivido. Hemos trabajado, estudiado y evidentemente gastado y con nuestro esfuerzo hemos movido esta sociedad.

Los que han vivido por encima de sus posibilidades son las clases dirigentes y una parte importante de la clase política, que no han sido capaces de administrar de manera eficiente, previendo la evolución de una economía que no puede soportar el crecimiento infinito.

La desregulación de los grandes sectores económicos ha permitido este endeudamiento desproporcionado, la falta de previsión de muchas administraciones, ante un posible descenso de la actividad económica y la falta de eficiencia en muchos sectores, son la escusa perfecta para los que apuestan a la baja con nuestro futuro y quieren hacer caer el estado del bienestar.

Políticos deshumanizados como Merkel, por error u omisión defienden los intereses de los especuladores, de los que quieren vencer a lo público y quedar como el gran poder que domina una sociedad empobrecida y mercad de esta gran deriva neoliberal, que quiere reducir la democracia hasta su última expresión.