La Plataforma en contra de la Línea de Alta Tensión realiza un acto público, en la foto que reproducen los periódicos no veo a más de 50 personas.
Un grupo de vecinos en contra de devolver a sus legítimos propietarios una fábrica, no veo a más de un centenar.
Un grupo de vecinos se manifiesta por la falta de seguridad en su urbanización, construida y en la que han comprado sus casas sin prever ni pensar el ello, ya vendrá la administración a solucionarme el problema que con este modelo urbanístico estamos entre todos generando, no veo a más de treinta vecinos.
Podría dar muchísimos ejemplos, todos ellos reales y que reciben una cobertura espectacular de los medios de comunicación, parece que la noticia es más importante que la incidencia de la cuestión en la sociedad.
Tengo la sensación de que no valoramos de manera igual la opinión de colectivos minoritarios frente a la inmensa mayoría de la población.
La contaminación por partículas, generada principalmente por los vehículos a motor es insostenible en algunos municipios del Área Metropolitana, entre ellos el mió Pallejà. Escucho las declaraciones de un representante de no se que plataforma que cuestiona la medida ya aplicada en otras capitales Europeas de reducir la velocidad de los vehículos es este área.
¿A quien representa? ¿Por qué mayoría de ciudadanos ha sido elegido? ¿Qué proceso democrático la legitimidad a su aparición en los medios de comunicación?
Creo que en muchos casos estamos dando el minuto de gloria a personas o colectivos minoritarios que representan muy poco en nuestra sociedad y que evidentemente defienden solo sus propios intereses en contra de los de la inmensa mayoría de la población, que mediante los procesos democráticos escoge a sus representantes.
El Partido Popular miente de manera evidente, al ciudadano menos informado de nuestra sociedad le es fácil descubrir la mentira y la manipulación que este partido realiza de la realidad, no obstante los medios de comunicación dan el mismo valor a sus patrañas que a las explicaciones bien argumentadas y basadas en informes serios que da la Administración.
No podemos ser espectadores pasivos, los periodistas tienen que validar las informaciones que transmiten y no pueden servir como voceros de la mentira y de los intereses ocultos o egoístas de algunos colectivos minoritarios.
Nuestra sociedad necesita saber la verdad y no podemos permitir que los medios de comunicación apliquen un doctrina de prensa amarilla, sin contrastar las noticias y sin transmitir cual es la verdad de las cosas o por lo menos, la realidad de las cosas.
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