En
tantos años tratando con niños y niñas con importantes discapacidades causadas
por graves enfermedades, en muchos casos desconocidas, no diagnosticadas y por
tanto sin tratamientos específicos.
En
estos veinte años conociendo padres y madres de niños con necesidades especiales,
intentando transmitir que no están solos, que otros muchos pasamos y vivimos
esta situación sobrevenida, no esperada por nadie, que te lleva a descubrir de
manera clara las diferentes capacidades de las personas y su importancia. Como
vivimos el día a día de niñas y niños, jóvenes y adolescentes y también personas
mayores que necesitan el soporte constante de otras personas, cuidados paliativos
o atenciones muy personalizadas.
Siempre
les he dicho, que desde la política hemos luchado para conseguir la mejora de
los tratamientos y la atención. He explicado como los gobiernos progresistas de
nuestro país, han generado leyes tan importantes como la ley de la dependencia,
o como en estos años se han podido construir viviendas adaptadas, escuelas
especiales, centros de día específicos, dotarnos de transportes adaptados y mil cosas que han contribuido a mejorar la vida de una parte de nuestra sociedad. El día a día de unas ciudadanas y ciudadanos que sufren y se esfuerzan más de lo que la mayoría de nosotros podemos imaginar.
Toda
una serie de recursos que han permitido dar un cierto soporte a cada unos de
estos casos, algunos terribles y todos dignos de la más profunda admiración, en
una sociedad como la nuestra en que durante muchos años no hemos tenido la
sensibilidad necesaria.
Ahora
que gobierna la derecha, una derecha marcada por gran integrismo religioso,
estamos observando cómo desmantelan un sistema que permitía superar situaciones
diarias muy complicadas y que permitían en algunos casos, desarrollar una vida
plena a las muchas de personas que con sus capacidades especiales, no habían recibido
un trato justo.
Esta
derecha religiosa, que se llena la boca de amor al prójimo y también a la
patria, esta despreciando a nuestras ciudadanas y ciudadanos más especiales,
más enriquecedores, más débiles en algunos aspectos de la vida, pero que son auténticos
luchadores, tanto ellos como sus familias.
Se está
produciendo un autentico desmantelamiento de los limitados avances conseguidos
en estos más de treinta años, se está abandonando a una parte de la sociedad
que necesita una atención especial y se abandona en muchos casos a la
precariedad, la pobreza o la muerte.
Los
recortes en este ámbito tan importante generan exclusión, pobreza y muerta, tan
sencillo como esto. Ninguna ciudadana o ciudadanos están vacunados contra la
posibilidad de ser dependientes o tener una persona dependiente a su cargo.
No
dejemos que nos inoculen el virus del egoísmo, de la avaricia, de la falta de
sensibilidad y demostremos nuestro amor por todos los seres humanos, por toda
nuestra patria, pero excluyamos a los más débiles como hacen estos falsos
hombres y mujeres de Dios, déspotas indocumentados, que distribuyen pobreza,
dolor y muerte, mientras los medios de comunicación nos entretienen con un
circo de vanidades, corruptelas de palacio y nacionalismos de fin de semana, esperpento
de la maduración como especie. Buscando en el imaginario colectivo el
sentimiento de que “los de mi pueblo son mejores que los del pueblo de al lado”
En un mundo con problemas globales y soluciones globales, nos quieren encerrar
en un cascaron, más pequeño, más débil y menos protegido de los temporales de
la especulación, la intolerancia y la incultura.
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