18.6.12

Estamos en guerra



Estamos viviendo una guerra mundial económica, con su campo de batalla que inicialmente es Europa y más concretamente Grecia y España. Se trata de los grandes grupos económicos mundiales, contra las administraciones publicas. El poder económico contra el poder democrático.

¿En qué lado estamos?

Como casi siempre en las guerras, uno no puede escoger el bando que le toca, en este caso está claro, mi bando es el de lo público, el de la justicia, la solidaridad y la igualdad, donde estamos las trabajadoras y trabajadores de nuestro país, los que tenemos más que perder en esta guerra por el control económico de la democracia.

En estos 35 años de democracia en nuestro país, entre todos hemos construido un sistema público con sus defectos y sus virtudes, pero de una gran calidad muy especialmente la educación y sanidad. Un sistema que valora a las personas como ciudadanos por igual, con sus obligaciones y sus derechos. Un sistema que evita la valoración capitalista, para el mercado vales lo que tienes.

Para nuestra sociedad todos debemos tener las mismas oportunidades, gozando de una educación pública de calidad y una sanidad pública que garantice una atención universal de calidad.

La culpa de esta crisis no es de los ciudadanos, no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, simplemente hemos vivido. Hemos trabajado, estudiado y evidentemente gastado y con nuestro esfuerzo hemos movido esta sociedad.

Los que han vivido por encima de sus posibilidades son las clases dirigentes y una parte importante de la clase política, que no han sido capaces de administrar de manera eficiente, previendo la evolución de una economía que no puede soportar el crecimiento infinito.

La desregulación de los grandes sectores económicos ha permitido este endeudamiento desproporcionado, la falta de previsión de muchas administraciones, ante un posible descenso de la actividad económica y la falta de eficiencia en muchos sectores, son la escusa perfecta para los que apuestan a la baja con nuestro futuro y quieren hacer caer el estado del bienestar.

Políticos deshumanizados como Merkel, por error u omisión defienden los intereses de los especuladores, de los que quieren vencer a lo público y quedar como el gran poder que domina una sociedad empobrecida y mercad de esta gran deriva neoliberal, que quiere reducir la democracia hasta su última expresión.