En el año 2007 entramos en una verdadera recesión, causada
por el final del modelo económico que basaba todo su crecimiento en la
especulación y en el crédito.
La facilidad que encontraron los bancos para poner precio a
las cosas, dentro de una burbuja inmobiliaria generada por la Ley de Suelo
aprobada en 1998 por el Gobierno Aznar. Los bancos pasaros a ser juez y parte,
por un lado financiaban las operaciones especulativas de los promotores
inmobiliarios, por otro lado facilitaban el crédito a los compradores tasando
ellos mismos los inmuebles. A más preció, más crédito y por tanto más
beneficio.
Viendo lo fácil que era esto, los bancos empezaron a
invertir miles de millones en suelo a trabes de la compra de las grandes
inmobiliarias, todas ellas pasaron a ser propiedad o estar participadas por los
bancos, con operaciones puramente especulativas, porque para tasar estas
empresas, se valoraba un precio futuro de su suelo de reserva como si la
demanda no fuese a cesar nunca, más bien todo lo contrario.
En 2007 con la caída de los créditos basura de EEUU la desconfianza de los mercados hace
que se cierren los créditos, nadie sabe quien tiene estos productos y hasta qué
punto están contaminados, por tanto, ante la duda, nadie deja dinero a nadie y
los bancos dejan de poder prestar dinero para comprar a precios desorbitados
sus propias promociones inmobiliarias.
Recordemos que las mismas agencias de valoración que ahora
juzgan y cuestionan la solvencia de los países, fueron las que valoraban los
paquetes de hipotecas basura como un producto financiero de la máxima
confianza. Estos mismos delincuentes, son los que ahora especulan con la deuda
pública de nuestros países.
La recesión generada por esta situación de paró de la
actividad económica, de crecimiento del desempleo y de desconfianza
generalizada que reduce el consumos, no está siendo tratada. Los líderes
políticos solo están tratando un síntoma, a todas luces natural de la
enfermedad, que es el crecimiento del déficit fiscal y por tanto de la deuda
pública, pero nadie está tratando la verdadera enfermedad.
Podemos seguir inyectando todo el tiempo que queramos, que
si no solucionamos el descenso de la actividad económica, nunca solucionaremos
nada. Es más, estamos consumiendo unos recursos, que serian necesarios para
reactivar la economía, generar empleo, aumentar la demanda de productos y
servicios y evidentemente reducir el déficit fiscal, que al final serviría para
pagar la deuda.
Estamos haciendo el contrario, sacamos dinero del sistema,
para entregárselo directamente a los especuladores, lo cual nos llevará al
colapso económico y social. ¿Alguien está interesado en aplicar una cura y no
seguir enmascarando los síntomas?