Esta mañana he podido hacer una de esas actividades que cada domingo son más, difíciles, he podido leer el periódico y entre las preocupantes noticias que llegar de Egipto, las referencias a la crisis económica y el pacto por la reforma de las pensiones, me ha llamado tristemente la atención una noticia. La noche de viernes, en diez horas fallecieron seis personas en accidentes de tráfico. Aunque no vivo de la política, ni pretendo vivir de ella, yo me considero político y como político pretendo ofrecer mi esfuerzo por mejorar mi entorno más inmediato, especialmente en mi municipio, Pallejà.
De esta manera pretendo devolver lo mucho que Pallejà me ha permitido construir, viviendo en Pallejà he creado mi propia familia, he sido padre dos veces y también he conseguido una independencia económica y personal al crear mi propia empresa, por tanto me gustaría devolver algo de lo mucho que he conseguido viviendo en Pallejà.
No obstante, veo la imagen que algunos políticos proyectan y aun siendo puras excepciones, hacen mal no solo a la imagen que la sociedad tiene de ellos, sino también a la propia sociedad.
El recientemente nombrado por Mas, Conseller d’Interior de la Generalitat de Catalunya, Felip Puig. El que en su famélica verborrea opositora, ha menospreciado la reducción de fallecimientos que implicaba el endurecimiento de las normas de circulación, especialmente las que hacer referencia a las limitaciones de la velocidad. Ahora que tiene la responsabilidad y sigue, quizás más ambiguo, pero lanzando mensajes contradictorios a la sociedad.
Dejadme que os confiese una cosa, cuando alguna persona me cuestiona las limitaciones de velocidad, los radares y todas estas campañas desarrolladas los últimos años por lo gobiernos Socialistas, no le discuto las normas, o los mensajes que relacionan las multas con afanes recaudatorios, solamente le digo: Con la reducción en la mortalidad en carretera generada por estas normas en estos últimos años, miles de personas que hoy andan por la calle, serian cadáveres y miles más, estarían sufriendo graves secuelas.
¿Por esto no votaras Socialista?
La verdad, me sentiré orgulloso de perder un voto por proteger a mis vecinas y vecinos.
Conseller, mírate al espejo y piensa cuantos votos de los tuyos vale una vida humana. De los míos te aseguro que ninguno, una vida humana no se cambia por nada, ya te apañaras con tu conciencia.