26.1.14

NOAM CHOMSKY “EUROPA VA HACIA LAS DICTADURAS.


En particular, opinó que en Italia la democracia desapareció cuando en noviembre de 2011 arribó al gobierno el ex comisario europeo, Mario Monti, designado “por los burócratas de Bruselas” y no por los electores de esa nación.
Pero subrayó que este fenómeno es universal y que la sociedad actual va camino de la plutocracia.
“Hasta el diario Wall Street Journal ha descrito que la democracia en los Estados Unidos está al borde del colapso, pues todo gobierno, sea de derecha o de izquierda, sigue la misma política, decidida por grupos de banqueros y burócratas”, afirmó contundentemente el intelectual.
Según Chomsky, tanto en los Estados Unidos como en Europa, la agenda política es dictada por los intereses particulares de los grandes grupos financieros y bancarios, que tienen como objetivo principal la destrucción de los sistemas de previsión social, una de las principales conquistas, en el continente europeo, tras finalizar la etapa de la postguerra.
Dijo que el concepto ha sido muy bien sintetizado por el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que reconoció públicamente en una reciente entrevista, que “el contrato social ha muerto”.
“Esto quiere decir que la política sólo sirve para hacer mucho más ricos a los banqueros”, precisó el también lingüista norteamericano.
Advirtió que incluso internet y los nuevos medios, espacios y lenguajes innovadores que para muchos podrían contribuir a romper el círculo vicioso del poder, implican peligros.
“Me parece que a menudo los nuevos medios llevan hacia una visión más estrecha del mundo, porque las personas son atraídas por medios que expresan exactamente su misma concepción de las cosas”, dijo.
En este sentido, explicó que mientras en un mismo diario todavía se pueden encontrar opiniones diversas, en un blog por internet existe solamente una, la del autor.
“Depende mucho de cómo se usen estos medios. Pueden ser un bien al ampliar nuestros horizontes, pero también un mal”, sintetizó.
El lingüista también se refirió al neoliberalismo como “un gran ataque contra la población mundial, el más grande ataque ocurrido en los últimos 40 años”.
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19.1.14

Aunque a nadie le importa, yo nunca he sido independentista aunque si independiente.

La verdad es que aun y sintiéndome muy catalán y orgulloso de serlo, nunca he sido independentista. He militado muchos años en el PSC, casi 20 y mi sentimiento catalanista encajaba muy bien en un partido que reunía diversas sensibilidades, siendo un claro reflejo de la sociedad Catalana.

Como primer secretario de una agrupación en que convivíamos militantes catalanoparlantes como yo y también compañeras y compañeros de otras regiones que se sentían más cómodos hablando castellano. El idioma o el origen, nunca fue un problema, más bien todo lo contrario ya que nos permitía ver como personas de distintos orígenes, confluíamos en una organización política que defendía desde el punto de vista del socialismo, a las ciudadanas y ciudadanos de Catalunya, a todos en conjunto.

Una organización donde podíamos hablar de servicios públicos, de sanidad, educación, ley de la dependencia, servicios sociales y fuese en catalán o en castellano, defender una modelo de estado que permitiese a las ciudadanas y ciudadanos defender su dignidad y sentir que sus impuestos se gestionaban con el objetivo de consolidad una sociedad mejor.

En el debate soberanista, nunca he dicho lo que pienso o siento, porque al final hablamos de un sentimiento y normalmente no expreso mis sentimientos en público. En todo caso, siempre me he definido como partidario al derecho a decidir y por tanto, que ante esta encrucijada, lo mejor es preguntar a las ciudadanas y ciudadanos y que expresen libremente su opinión.

No deja de ser un recurso absolutamente democrático y entiendo que incluso previsto en la Constitución Española, en la Declaración de Derechos Humanos y en mil y un acuerdo internacionales. Otra cosa, es que ocurre después de la consulta y como se administra  cualquiera de los resultados posibles.

Yo no se más que nadie, pero mi opinión es que no existe una mayoría de la población que quiera independizarse, yo no digo que quiero yo, solo digo que me parece que no hay una mayoría soberanista.
¿Qué ocurriría si se realiza la consulta y el resultado en NO mayoritariamente como yo creo que ocurriría? Al día siguiente todo el discurso político y este ruido en el que estamos instalados desaparecería y debajo de esto encontraríamos el sufrimiento de la población, los recortes ideológicos, las privatizaciones salvajes, de como se deteriora la estructura de partidos y la urgente necesidad de regenerar esta democracia para que las ciudadanas y ciudadanos recuperen su confianza.

Lo que no tiene sentido es el frentismo, la crispación, la caza de brujas, los insultos, si eres soberanista unos de insultan. Si parece que eres españolista, otros te llaman traidor, si expresas tu opinión en referencia al momento critico que vive el PSC, algunos que consideravas educados te insultan y otros te amenazan. Solo por opinar.


Dentro de mis grandes limitaciones, creo que hoy me he dado cuenta de cual es el problema. El problema es tener opinión y no ser permeable a las consignas y a los argumentarios de los partidos políticos, intentando así, mirar a los ojos a la sociedad. El problema de algunos de estos “servidores públicos” es que no soportarían mirar a esta sociedad a los ojos y verse ellos reflejados.

16.1.14

Porque hablar de independencia cuando quieren decir democracia.

Lo que no soy capaz de comprender y seguro que es causado por mis muchas limitaciones, es que si apoyo la posibilidad de consultar al ciudadano y por tanto que el Estado autorice a Catalunya ha realizar esta consulta de manera legal y conocer así la opinión de las ciudadanas y ciudadanos, algunas personas me hablen de nacionalismo. 

Yo no hablo de nacionalismo, hablo de democracia. 

Yo creo que preguntarle al pueblo es bueno, es democrático y siempre he creído que hasta socialista. 

Me habría gustado mucho poder votar la reforma de la constitución que planteo el déficit presupuestario a requerimiento de Merckel. En ese caso, nadie dijo que modificar las constitución fuese tan difícil, más considerando que la posibilidad de autorizar la consulta con el supuesto previsto en la constitución, la 150, ya por si mismo se ve que no es inconstitucional ya que se encuentra en la Constitución.

¿Os imagináis que se organizase la consulta legal y las ciudadanas y ciudadanos de Catalunya expresasen su opinión mayoritariamente, como es muy posible y prefieren seguir como estamos?

El discurso de la derecha Española y la derecha Catalana quedaría desactivado y tendríamos que hablar de los efectos de las reformas, de la perdida de derechos, de la reforma laboral, de la reducción de las pensiones, del desmantelamiento de la educación publica, de la privatización de la sanidad pública y de tantas cosas que con el debate identitario no estamos hablando.

Nunca puede ser ilegal preguntar a las ciudadanas y ciudadanos y no ve val el juego de que ya votamos cada tanto tiempo. Si los partidos politicos no cumplen con su programa electoral, que deberia ser un contrato con la ciudadanía, o toman decisiones que superan los que deberian ser las atribuciones del Poder Ejecutivo, utilizando el Poder Legislativo para quitarle a las ciudadanas y los ciudadanos lo que es suyo y controlando el Poder Judicial, amenazar a los díscolos y salir inmunes de cualquier responsabilidad.

¿Que nos queda?

¿Como partidos democráticos pueden hacer campaña en contra de consultar a las ciudadanas y ciudadanos su opinión?

Lo que tendria que analizar es como actuarian el dia despues, para poder cumplir con sus compromisos con la ciudadanía y no estar pensando, como imponer a una parte lo que piensa otra y que se ha convertido en una minoría.

La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás. Winston Churchill

La democracia constituye necesariamente un despotismo, por cuanto establece un poder ejecutivo contrario a la voluntad general. Siendo posible que todos decidan contra uno cuya opinión pueda diferir, la voluntad de todos no es por tanto la de todos, lo cual es contradictorio y opuesto a la libertad. Immanuel Kant

No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución. Gilbert Keith Chesterton

La democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos. George Bernard Shaw

12.1.14

La guerra contra la pobreza, de Paul Krugman.


El estancamiento de los salarios es la razón por la que la pobreza resulta tan difícil de erradicar.
Han transcurrido 50 años desde que Lyndon Johnson declaró la guerra a la pobreza. Y ha sucedido algo curioso mientras se acercaba este aniversario. De repente, o eso parece, los progresistas han dejado de pedir disculpas por sus esfuerzos en defensa de los pobres y, en vez de eso, han empezado a proclamarlos a los cuatro vientos. Y los conservadores se han puesto a la defensiva.
No era esto lo que se esperaba. Durante mucho tiempo, todo el mundo sabía —o, para ser más exactos, “sabía”— que la guerra contra la pobreza era un lamentable fracaso. Y se sabía por qué: era culpa de los propios pobres. Pero eso que todo el mundo sabía no era cierto, y los ciudadanos parecen haberse dado cuenta.
La historia era esta: los programas contra la pobreza no habían logrado reducirla porque la pobreza en Estados Unidos era en esencia un problema social; un problema relacionado con las familias rotas, la delincuencia y una cultura de la dependencia que las ayudas públicas no hacían más que agravar. Y como todo el mundo se creía esta historia, despotricar contra los pobres era una buena política, acogida con entusiasmo por los republicanos y también por algunos demócratas.
Pero esta imagen de la pobreza, que podía tener algo de cierta en la década de 1970, no guarda ningún parecido con cualquier cosa que haya sucedido desde entonces.
Por un lado, la guerra contra la pobreza ha logrado de hecho muchas cosas. Es verdad que la medida estándar de pobreza no se ha reducido mucho. Pero esta medida no incluye el valor de algunos programas públicos cruciales como los vales para alimentos y las desgravaciones fiscales. Si se tienen en cuenta estos programas, los datos muestran una disminución considerable de la pobreza y una reducción mucho mayor de la pobreza extrema. Hay otra prueba que también apunta a una importante mejora en la vida de los pobres de EE UU: los estadounidenses con pocos ingresos están mucho más sanos y mejor alimentados que en la década de 1960.
Además, hay pruebas sólidas de que los programas contra la pobreza tienen beneficios a largo plazo, tanto para los receptores como para el país en general. Por ejemplo, los niños que han tenido acceso a los vales para alimentos están más sanos y tienen ingresos más altos cuando son mayores que aquellos que no lo han tenido.
Y aunque los avances frente a la pobreza hayan sido, a pesar de todo, decepcionantemente lentos —cosa que es cierta—, la culpa no la tienen los pobres, sino un mercado laboral cambiante que ya no ofrece buenos salarios a los trabajadores corrientes. Antes los sueldos subían a la par que la productividad del trabajador, pero esa relación dejó de existir a finales de la década de 1980. La tercera parte más desfavorecida de la mano de obra estadounidense ha conocido poco o ningún aumento de los salarios en función de la inflación desde principios de la década de 1970; la tercera parte más desfavorecida de los hombres trabajadores ha sufrido una reducción considerable de su sueldo. Este estancamiento de los salarios, y no el deterioro social, es la razón por la que la pobreza resulta tan difícil de erradicar.
O por decirlo de otra manera, el problema de la pobreza se ha convertido en parte de un problema más general de aumento de la desigualdad salarial, de una economía en la que todos los frutos del crecimiento parecen ir a parar a manos de una pequeña élite, mientras los demás se quedan atrás.
¿Y cómo debemos responder a esta realidad?
La postura conservadora es, en esencia, que no debemos responder. Los conservadores comparten la opinión de que la Administración siempre es el problema, nunca la solución; tratan a cada beneficiario de un programa de la seguridad social como si fuera “un rey de las subvenciones que conduce un Cadillac”. ¿Y por qué no? Después de todo, durante décadas, esta postura ha sido una apuesta política segura, porque los estadounidenses de clase media consideraban las “subvenciones” algo que “esa gente” recibía, y ellos, no.
Pero eso era antes. A estas alturas, el ascenso del 1% a expensas del resto es tan evidente que ya no es posible poner fin a cualquier debate sobre el aumento de la desigualdad con gritos de “guerra de clases”. Mientras tanto, estos tiempos difíciles han obligado a muchos estadounidenses a recurrir a los programas de la seguridad social. Y cuando los conservadores han respondido calificando a una fracción cada vez mayor de la población de “interesada” y moralmente indigna —una cuarta parte, un tercio, el 47%, lo que sea— han dado una imagen cruel y miserable de sí mismos.
Se puede ver la nueva dinámica política en acción en la lucha sobre las ayudas a los parados. Los republicanos siguen oponiéndose a que se amplíen las prestaciones, a pesar del elevado paro a largo plazo. Pero resulta revelador el hecho de que han cambiado de argumento. De repente, ya no se trata de obligar a esos vagabundos perezosos a encontrar trabajo; se trata de responsabilidad fiscal. Y nadie se cree ni una palabra.
Entretanto, los progresistas han tomado la ofensiva. Han decidido que la desigualdad es una apuesta política segura. Consideran que los programas antipobreza como los vales para alimentos, Medicaid y las desgravaciones fiscales son un éxito, iniciativas que han ayudado a los estadounidenses necesitados —especialmente durante la crisis que empezó en 2007— y que deben ampliarse. Y si estos programas llegan a un número cada vez mayor de estadounidenses, en vez de dirigirse específicamente a los pobres, ¿qué más da?
Así que ya ven: en su 50º aniversario, la guerra contra la pobreza ya no parece un fracaso. Más bien parece un ejemplo para un movimiento progresista en auge y cada vez más seguro de sí mismo.
Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008
© New York Times Service 2014

PSC, la precarietat econòmica de l’organització i el PSOE salvador.



La refundació de la Federació Catalana del PSOE a sobre de les cendres del PSC es un fet força greu per l’equilibri polític i social de Catalunya. El PSC ha estat fent una gran tasca de cohesió social al nostre país, amb una estructura tant diversa com la de la pròpia societat Catalana.

La destrucció d’una opció com el PSC, catalanista i d’esquerres, alineant-se en el grup PP, CIUTADANS, PSC-PSOE, deixa orfe una gran part de la població, que teníem el PSC com referent electoral i social.
El PSC ha patit en els darrers anys una colonització de professionals de la política i el sindicalisme, que han copat la majoria de llocs de responsabilitat i han convertit el debat intern en impossible, convertit amb divergents en una mena de proscrits o traïdors a la seva manera de desmantellar l’estructura social del partit.
Poc a poc les agrupació han passat a mans de membres professionalitzats o semi professionalitzats, el que fa mantindre una dependència laboral i jeràrquica del líder territorial o de l’organització, la majoria del no alliberats han quedat relegats a tasques de suport i han vist limitada la seva capacitat d’influència en el partit.
Per això treuen constantment que el que decideix el Consell Nacional es llei, perquè aquest Consell Nacional es un parodia de democràcia interna, ja que la dependència laboral dels seus membres i l’actitud covard i conservadora dels mateixos, no els permet plantejar un veritable debat, Balmón i altres líders han creat aquesta xarxa amb llocs de treball al seus ajuntament, Area Metropolitana, Diputació, Empreses Publiques, etc. Una xarxa que limita la capacitat de debat del PSC ja que fa innecessària un debat d’idees, generant un funcionament dictatorial del líder de torn.

Aquest es el PSC d’avui, un esperpent, potser similar a la jerarquització del PP i que amb la manca de debat intern s’empobreix i es distancia de l’electorat i dels seus militants i simpatitzants, alguns coneixem el veritable desmantellament del PSC i la seva pèrdua de vots, de simpatitzants i de militants, que arriba en algunes zones a xifres superiors al 60%, encara que falsegen les xifres per mantindre el pes territorial d’algunes federacions, encara que considerant que el problema es generalitzat, els canvis de pes territorial tant sols qüestionaria el de la Federació del Baix Llobregat que es un ombra de que va ser i un cert manteniment del les Federació del Vallès, que aguanten una mica millor.

Aquesta pèrdua de pes institucional i de suport, ha estat la raó per la que el PSC ha tingut que vendre’s al PSOE, ja que la precarietat econòmica de l’organització qüestionava la seva continuïtat i el manteniment de la seva estructura, prioritzant per tant la necessitat de viure del PSC per sobre de la seva pròpia existència. El gran germà PSOE ha garantit la viabilitat econòmica del PSC amb l’única condició de que passi a ser la Federació Catalana del PSOE, tant fàcil com això. Pensem que la majoria de representants que tenim a les institucions han estat fitxats per viure d’això i per això quant perden el motiu per el que van començar a militar, deixen l’organització immediatament, moltes i molts d’ells son simples mercenaris, que han fet carrera a les estructures del PSC o de la UGT sen així la nomina, l’únic motiu de fidelitat a les sigles.


No se si Nova Esquerra es actualment una opció real, sembla que manca molta feina, tampoc se si la opció es ERC, pensant que la lluita per fet nacional es una forma de lluitar per un millor finançament i per tant, per una societat més justa. Per primer cop en 30 anys, no se quina serà la meva opció de vot, ni a les Eleccions Europees, no a les Generals, ni a les Municipals, ni tant sols a les Autonòmiques, el que si que se, es a qui no votaré.